El cielo de Barcelona está sobrepasado

Enaire otorga una cantidad de derechos de tráfico en el Aeropuerto "imposible" de gestionar, denuncian los controladores

El espacio aéreo de Barcelona es uno de los puntos negros de Europa. Con 7.000 minutos de retraso acumulados durante el verano, la zona se ha convertido en una de las regiones más inoperantes del continente en la temporada estival. Un volumen de incidencias que salpica al Aeropuerto de El Prat que, salvo en agosto, se corona como el tercero con más demoras tras los dos aeródromos de Estambul.

Según los datos de Eurocontrol a los que ha tenido acceso Cerodosbé, la razón del mal funcionamiento tanto de las operaciones en el aire como en tierra es la «falta de capacidad». Enaire, el gestor aéreo español, explica que la falta de puntualidad puede llegar producida «por condiciones de meteorología adversa o incidencias sobrevenidas en un determinado vuelo». De este modo, «la demanda real se ajusta para garantizar un actuación segura de todas las naves».

Sin embargo, la Organización Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea cifra en menos de un 20% los incidencias debidas a tormentas y otros factores meteorológicos. Así, los controladores aéreos ofrecen otra explicación. «La configuración del espacio aéreo en España está muy mal organizada», explica un portavoz del sindicato USCA.

El espacio aéreo de Barcelona también abarca el Aeropuerto de Palma y el de Alicante

La región de BCN abarca también al Aeropuerto de Palma y al de Alicante, además de llegar prácticamente hasta Burdeos. «Las regiones no se han adaptado a las necesidades actuales y, durante el verano, hay un exceso de tráfico que con la plantilla que tenemos no podemos servir», añade.

La falta de personal también impide la reorganización de las zonas. «La crisis nos ha afectado tanto que sólo podemos prestar atención al día a día», lamenta. Para el próximo verano, la región se prepara para vivir otra acumulación de retrasos similar.

Y es que en El Prat es habitual que los aviones deban ir a dar vueltas sobre ciudades periféricas, como Sabadell, antes de poder aterrizar. Unas esperas anormales en la mayoría de aeródromos europeos. «Quizás en Heathrow (Londres) también se dan, pero ya se han movido para construir una tercera pista, por lo que deberían disminuir», explican en el sector.

«Enaire programa más vuelos de los que humanamente podemos gestionar», dicen los controladores

Por ello, el Aeropuerto de Barcelona se ha convertido en el tercero que más retrasos ha acumulado durante el verano. La crisis de Vueling desbarató los índices de puntualidad de los meses de junio y julio. Sin embargo, en septiembre las estadísticas no han sido mejores con la operativa de la low-cost ya de vuelta a la normalidad.

Eurocontrol culpa a la falta de capacidad de la instalación de su mal funcionamiento, algo que también lamentan desde USCA. «Tal y como está configurado, El Prat ya ha llegado, y quizás ha sobrepasado, su límite en los periodos de máxima demanda», señalan. Sin embargo, la «avaricia» de Enaire es una de las grandes culpables de las largas colas que ya son habituales en la instalación catalana.

«El gestor aéreo otorga más derechos de vuelo de los que humanamente podemos gestionar», critican. Cada aterrizaje y despegue debe ir separado por aproximadamente minuto y medio de separación por motivos de seguridad. «Si queremos respetar este margen y con el estado de la plantilla actual, es imposible que todos los vuelos programados operen con puntualidad», rematan.

Por culpa de los problemas medioambientales, El Prat no puede operar a pleno rendimiento

Mientras, Enaire aclara: «La planificación de los vuelos se hace con varios meses de antelación, siguiendo las capacidades disponibles tanto del aeropuerto como del espacio aéreo».

Una capacidad, la aeroportuaria, que se ve mermada por los incontables problemas judiciales que debe afrontar la instalación por problemas medioambientales relacionados con el ruido. «Ante esta situación, los aviones sólo pueden aterrizar por una pista y despegar por otra», señala un controlador. «De poder utilizar las dos vías para ambos cometidos, la realidad sería muy diferente», finaliza.

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