Varapalo a Boeing: Rusia deja de venderle titanio

Las restricciones a la compra de titanio se suma a las posibles consecuencias de una guerra comercial con China

Las consecuencias de la agresividad de la administración de Donald Trump en el contexto internacional repercute, y negativamente, en los planes de Boeing.

La última mala noticia para el fabricante de aviones es que Rusia podría dejar de venderle titanio, elemento clave para su línea de producción.

Cerrojo al titanio

El parlamento ruso impulsa un proyecto de ley que da facultades a Vladimir Putin para responder a las sanciones impuestas por el gobierno de Trump.

Entre las posibles medidas está la prohibición o restricción de la venta al exterior de metales raros, entre los que se encuentra el titanio.

El 30% del suministro de titanio para Boeing y otros fabricantes proviene de Rusia

Además el gobierno ruso pondría el cerrojo a la importación de productos agrícolas, alcohol, tabacos y medicamentos provenientes de EEUU.

Rusia es el mayor productor de titanio del mundo, y los fabricantes como Boeing o Lockheed Martin depende en un 30% a 40% de los suministros que provienen desde este país.

Guerra comercial

No es el único problema que debe afrontar Boeing por las decisiones de la Casa Blanca. La escalada de tensión con China, que puede derivar en una guerra comercial con el gigante asiático, puede complicar el suministro de aluminio y acero para el fabricante.

Trump había anunciado aranceles del 25% a las importaciones de acero y del 10% de aluminio. Si esta medida se pone en práctica, los costes de Boeing se dispararán porque el 80% de la estructura de un avión depende de estos metales. Y eso le llevaría a una preocupante pérdida de competitividad frente a Airbus.

Problemas para crecer en China

Pero el aumento de los costes no es el único problema: Boeing puede ser víctima de represalias por parte del gobierno chino, un mercado en el que su competidor europeo no perderá un segundo en seducir.

La mayoría de los clientes más importantes en China son las aerolíneas estatales, o que están en poder de bancos controlados por el gobierno. Y los pocos compradores independientes podrían recibir fuertes presiones de Beijing para cancelar los pedidos de nuevos aviones, precisa Bloomberg.

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