España deberá indemnizar a los terroristas que atentaron en la T4

El Tribunal de Estrasburgo condena al Estado español a pagar 50.000 euros a dos de los terroristas que detonaron un coche bomba en Barajas en 2006

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condenó a España por los malos tratos infligidos durante su arresto y detención incomunicada a los dos miembros de ETA que atentaron en la Terminal 4 del aeropuerto de Madrid-Barajas, el 30 de diciembre de 2006.

El fallo concluye que España vulneró la prohibición de tratos inhumanos o degradantes en su aspecto material (el maltrato en sí) y procesal (no investigarlo), que recoge el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Los etarras Igor Portu Juanenea y Martín Sarasola Yarzabal, que fueron detenidos en el País Vasco el 6 de enero de 2008, alegaron que en el traslado hasta el cuartel de Intxaurrondo recibieron «patadas y golpes» y posteriormente «fueron golpeados por agentes de inteligencia».

El atentado a la T4 causó dos muertes, una veintena de heridos, y el desplome de cinco niveles de uno de los aparcamientos de Barajas

Por ello cuatro de los siete jueces de la Sala Tercera votaron a favor de que el Estado español indemnice a Juanenea y Sarasola, con 30.000 y 20.000 euros, respectivamente.

Según el fallo del Tribunal de Estrasburgo, las lesiones «están suficientemente demostradas», se produjeron cuando «estaban en manos de la Guardia Civil» y su existencia «no ha sido negada ni por el Tribunal Supremo ni por el Gobierno».

El dinero no llegará a los etarras

Estos etarras están presos en las prisiones de Córdoba y Jaén con condenas de 1.040 años. A pesar del fallo europeo no llegarán a cobrar ese dinero, ya que fueron condenados a abonar más de 46 millones de euros en indemnizaciones.

La Justicia, como ha sucedido en otras ocasiones, bloqueará previsiblemente la indemnización impuesta a España para restarla de la deuda que tienen contraída con las víctimas y la administración por daños personales y materiales.

El atentado que rompió la tregua

La bomba que ETA colocó en un aparcamiento en la T4 de Barajas causó dos muertes, hirió a una veintena de personas y causó importantes destrozos en las instalaciones del aeropuerto madrileño: los 200 kilos de explosivos (otras fuentes lo elevan a 500) hundió cinco plantas del módulo D y varios coches ardieron durante horas. Los cuerpos de las víctimas Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio fueron recuperados varios días después.

A nivel político el atentado significó el fin de la tregua de nueve meses que la banda terrorista había anunciado durante el gobierno de José Luis Zapatero.

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