Las recetas de Brussels Airlines para olvidar los ataques terroristas

La aerolínea potencia la capital belga como ciudad de paso en lugar de como destino para superar el descalabro de la demanda

El desplome de pasajeros llegó a rondar el 20%. Fueron apenas dos meses de crisis después de que un atentado terrorista sacudiera el Aeropuerto de Bruselas y segara la vida de 35 personas. El tráfico aéreo se desmoronó en una instalación que funcionaba a medio gas y la aerolínea del país, Brussels Airlines, fue quien más sufrió las consecuencias. Se reaccionó rápido y, en apenas dos meses, se volteó la tendencia. En mayo, el volumen de viajeros volvió a crecer por encima del 4%.

Miles de reservas se cancelaron. A nivel español, la bajada del mes de marzo fue del 25% frente al 17% a escala global. En abril, las cifras mejoraron hasta una caída del 16% a nivel nacional -antes del ataque se crecía al ritmo del 20%- y en mayo el descenso fue sólo del 2%, cuando en otros mercados los números ya volvían a ser positivos. 

Alfonso Rodríguez, director de la aerolínea en España, explica las claves del reflote. «Nos esforzamos en vender más conexiones europeas para suplir la caída de tráfico hacia la capital belga», explica. «Sabíamos que era muy difícil estimular la demanda, que no íbamos a poder hacer crecer el volumen de usuarios que quisieran venir por mucho que lo intentaramos», justifica.

Los destinos estrella de la compañía durante el verano han sido Berlín, Praga, Nueva York, Viena, Budapest, Moscú, Venecia, Copenhague y Varsovia

Por ello, los destinos estrella de la compañía durante el verano han sido Berlín, Praga, Nueva York, Viena, Budapest, Moscú, Venecia, Copenhague y Varsovia. «Aprovechamos la red que tenemos en Europa para ser competitivos frente a las low-cost, tratando de ajustar nuestras frecuencias al máximo para salir a primera hora de la mañana», compara. Madrid, Bilbao y Barcelona -por este orden- han sido los grandes focos de tráfico de la entidad.

Tras la masacre hubo una rebaja de precios, sí, pero esa no fue la solución definitiva. «La bajada de tarifas fue un empujón, pero tras un atentado terrorista, el recorte casi no se traduce en más demanda», sorprende. Su tesis: El coste del billete no influía en las pocas ganas de los usuarios de volar hasta Bruselas.

Si durante el mes de mayo las perspectivas eran las de crecer de nuevo, con el verano llegó otro revés. «Desde España el descenso del tráfico fue del 15%», cuantifica Rodríguez. «El pasajero de negocios ya había vuelto a la ciudad, pero el cliente vacacional todavía tiene miedo y desconfianza, de ahí la caída», ilustra.

 «Los funcionarios ya no van a negociar convenios ni a firmar propuestas a Bruselas por la falta de gobierno», lamenta Rodríguez

Así, Brussels Airlines se entregó a la turoperación para llenar los aviones; concretamente a Special Tours y Panavisión. Se les aplicó -aquí sí- un fuerte descuento y se eliminaron los plazos límites de reservas. «Prácticamente nos podían avisar el último día de las butacas que iban a necesitar», detalla.

En el caso español, además del miedo, otro factor ajeno a la aerolínea ha golpeado el tráfico para la firma belga: La falta de gobierno. Pese a que en numerosas ocasiones la inestabilidad política se utiliza para justificar todos los males, aquí tiene lógica. «Los funcionarios ya no van a negociar convenios ni a firmar propuestas a Bruselas», lamenta Rodríguez. «Algunos sí que van a informarse de las últimas políticas europeas, pero el volumen es bastante menor que años atrás», zanja.

 

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