¿Por qué los aviones vuelan más rápido hacia el Este?

Los vuelos transatlánticos hacia el Este suelen durar menos tiempo. Aunque la rotación de la Tierra aporta una ayuda, no es por la razón que muchos creen

Muchos pasajeros han percibido que los vuelos de largo radio hacia el Este suelen durar menos que la misma ruta en el sentido inverso. Es cierto que la rotación del planeta aporta una ayuda, pero no de la manera que cree la mayoría.

El mito que se suele creer es que si un avión vuela hacia el Este llega antes porque la rotación ayuda a reducir las distancias entre el avión y el destino.

Es una idea equivocada, porque el avión no se encuentra en un punto estático, sino que también permanece en movimiento como todo lo que hay en el planeta.

Las autopistas del cielo

En realidad el movimiento rotatorio aporta una valiosa colaboración con las corrientes en chorro, llamadas jet stream en la jerga aeronáutica.

Las corrientes en chorro son como autopistas en el aire, y ayudan a los aviones a ganar tiempo y economizar combustible

Estas corrientes funcionan como autopistas en el aire. Son como manos invisibles que empujan a las aeronaves y permiten ganar tiempo, economizar combustible, y para satisfacción de los directivos de las aerolíneas, ahorrar dinero.

Los aviones tendrán que enfrentar a turbulencias más severas en un futuro cercano.
Las corrientes en chorro son aprovechadas por los aviones para reducir su tiempo de vuelo.

Donde surgen las corrientes

Las corrientes en chorro se originan en la tropopausa por el calentamiento de la atmósfera y la inercia ante la rotación terrestre.

[Para leer más: ¿Por qué los aviones tienen que volar a más de 10.000 metros?]

La tropopausa se encuentra entre los 9.600 y los 17.700 metros de altura, entre la troposfera y la estratósfera, que es en la región donde suelen volar los aviones comerciales. Allí las corrientes en chorro se pueden extender por miles de kilómetros, aunque tienen un ancho de 200 kilómetros y son muy delgadas, de 5.000 a 7.000 metros.

Velocidades récords

La velocidad de los vientos oscila entre los 100 y los 200 kilómetros por hora; sin embargo, en invierno pueden alcanzar hasta los 400 kilómetros por hora.

 

El Boeing 787-9 Dreamliner con que se batió el récord de velocidad subsónica.
El Boeing 787-9 Dreamliner con que se batió el récord de velocidad subsónica.

Un buen ejemplo del uso de estas autopistas del aire es el avión de Norwegian que batió el récord de velocidad para un vuelo comercial por el Atlántico Norte: en enero el Boeing 787-9 viajó desde Nueva York a Londres en 5,13 horas, en un trayecto que suele demorar entre 6,30 y siete horas.

Gracias a un volcán

El descubrimiento de las corrientes en chorro fue en 1883 gracias a la explosión del volcán Krakatoa, en Indonesia; la mayor erupción de la historia.

Las cenizas formaron un cinturón que rodearon el planeta en dirección oeste-este, y este dato sirvió para analizar un patrón que fue muy usado en la Segunda Guerra Mundial para planificar las operaciones de bombardeo, donde los aviones siempre volaban con el combustible al límite.

En enero de 2018 un avión de Norwegian cruzó de Nueva York a Londres en 5,13 horas, casi dos horas menos que lo habitual

El progreso de la aviación comercial recurrió a los estudios y predicciones obtenidas por satélites para optimizar el rendimiento de los vuelos.

Las corrientes del planeta

Hay cuatro grandes corrientes en el planeta, dos por cada hemisferio. Una es la polar, que está en los 60º de latitud en el hemisferio norte como en el sur. En este vínculo se puede ver su evolución en tiempo real.

Luego hay otra subtropical, la ecuatorial ubicada en los 30º y que se desplaza de Este a Oeste.

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La corriente del Hemisferio Norte se encuentra en los 60º de latitud. Foto: NASA.

Más turbulencias en el camino

Pero como en toda autopista, circular por ella implica el pago de un peaje. En este caso no es una aportación económica sino tener que afrontar turbulencias, un fenómeno que se produce debido a las corrientes ascendentes de aire caliente, que a su vez, dan lugar a corrientes descendentes de aire frío. Cuando el avión está en medio de este choque de corrientes, llegan las sacudidas.

[Para leer más: Por qué los aviones serán más lentos por el cambio climático]

Según un estudio de la Universidad de Reading publicado en Nature, el cambio climático generó un aumento de las turbulencias en el Atlántico Norte en las últimas décadas, y también en su intensidad. Y esta tendencia se agravará en los próximos años. Será el momento de ajustarse (aún más) los cinturones.

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