¿Por qué nadie quiere volar a Asturias?

Asturias se queda sin vuelos internacionales, y el Gobierno no logra seducir a las aerolíneas locales para mejorar las conexiones con Madrid y Barcelona

El desinterés de las aerolíneas en operar hacia el aeropuerto de Asturias sume a esta comunidad autónoma en el aislamiento internacional. El Gobierno del Principado sumó su segundo fracaso en 15 días en promover la conectividad aérea de su aeropuerto.

El Gobierno autonómico vio, con sorpresa, que ninguna aerolínea se presentó al concurso de promoción turística que había convocado para unir a Oviedo con Londres, París y Fráncfort.

Pocas conexiones con el territorio español

Dos semanas atrás también quedó sin ofertas el intento de mejorar las conexiones aéreas con Madrid y Barcelona. Iberia dijo que no cumplía con las condiciones de los pliegos, pero mantendrá cinco vuelos diarios con la capital española.

En tanto, Air Europa operará la ruta Asturias-Madrid con cuatro vuelos diarios, y con billetes desde los 50 euros para los trayectos de ida y vuelta.

Tras estos varapalos, Asturias se queda con diez destinos, la cifra más baja de los últimos años. En tanto, hacía tres décadas que no sufría un aislamiento internacional de este calibre.

Hace 30 años que Asturias no se quedaba sin vuelos internacionales

El consejero de Turismo Isaac Pola adjudicó el desinterés como una consecuencia del libre mercado, y que la poca población de Asturias (poco más de un millón de habitantes) no seduce a las aerolíneas.

Muchos aeropuertos en distancias cercanas

De los 43 aeropuertos comerciales de la red de Aena, el de Oviedo se encuentra en el puesto 18º, con un registro de 1.407.207 millones de pasajeros en el 2017.

Más allá de las responsabilidades políticas, una de las causas del aislamiento aéreo es que esta terminal sufre las consecuencias de la saturación de aeropuertos en un radio cercano, indica el experto Óscar Oliver, director general del Centre d’Estudis del Transport per a la Mediterrània Occidental, a Cerodosbé.

A poco más de 200 kilómetros se encuentra el de Cantabria-Severiano Ballesteros (con 937.000 pasajeros el año pasado) y a otros 200 kilómetros al oeste está el de A Coruña (que gestionó a 1,14 millones de usuarios). A 80 kilómetros al sur está la terminal de León (que no llega a los 45.000 pasajeros), y a 292 kilómetros se sitúa el de Valladolid (con 227.269 viajeros).

Cuando las áreas de influencia se solapan

En la red de Aena hay diez aeropuertos que son redituables en términos económicos y de operaciones, como Madrid-Barajas, Barcelona-El Prat, Palma de Mallorca, Málaga, Alicante, los de Canarias y Valencia.

El aeropuerto de Asturias se encuentra a 200 kilómetros del aeropuertos de Cantabria y a otros tantos del de A Coruña

“Otros se benefician de la redistribución” de aeropuertos cercanos, como sucede con Reus y Girona que quitan presión al crecimiento de El Prat, indica Oliver; o los insulares que se convierten en la única opción para entrar y salir de Canarias o Baleares.

Los aeropuertos cuentan con un área de atracción o influencia, llamado catchment area, que determina su viabilidad. Pero cuando hay poca distancia entre las terminales “acaban solapándose y canibalizándose». «Son muchas infraestructuras» para una demanda que no alcanza una masa crítica, explica este experto.

Otros casos en España

El problema de Asturias también sucede, con sus particularidades, en Galicia: allí se encuentran tres aeropuertos: el citado de A Coruña, Santiago de Compostela y Vigo: entre el primero y el segundo hay 61 kilómetros, y entre la capital gallega y este último solo median 100 kilómetros.

En Córdoba su aeropuerto tampoco despega por las mismas causas: en Andalucía hay un total de siete aeródromos, y los más cercanos son los de Sevilla (a 120 kilómetros) y Granada (a 170 kilómetros).

El polémico aeropuerto de Castellón, con 144.000 pasajeros el año pasado, pretende competir contra el de Valencia (con 6,74 millones de usuarios), ubicado a 100 kilómetros, y el de Reus (un millón de viajeros), a 160 kilómetros al norte.

Salidas posibles

Para poder promocionar un aeropuerto se debe contar con un comité de rutas, como el que tiene El Prat, que se dedique de manera intensiva a buscar aerolíneas que quieran operar, puntualiza Oliver. “Y quien acaba negociando es el técnico, que conoce bien el sector, y no el político”, apunta.

Y la otra alternativa es buscar la especialización, que un aeropuertos tenga una estrategia enfocada a crecer en vuelos domésticos o internacionales, o en el transporte de carga, camino que eligieron (con buenos resultados) Zaragoza y Vitoria.

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