Alemania intensifica los controles médicos a sus pilotos para prevenir  catástrofes 

Similar a las pruebas antidopaje, su objetivo será detectar si ingieren alcohol, drogas o antidepresivos. Serán sorpresa y todavía deben ser aprobadas por el Bundestag germano. El país reacciona tras el accidente de Germanwings.

El gobierno alemán va a reforzar los controles médicos a los pilotos de líneas comerciales para detectar el consumo de alcohol, medicamentos o drogas, casi un año después de que se estrellara el avión de Germanwings donde murieron 150 personas.

Para ello, se van a establecer una serie de pruebas médicas por sorpresa que todavía tiene que ser aprobada por el Bundestag, la cámara baja del parlamento alemán. Carsten Spohr, el presidente ejecutivo del gigante aéreo Lufthansa, matriz de la compañía de bajo coste Germanwings, ya anunció a finales del pasado mayo que iban a realizar controles de este tipo a sus pilotos.

Base de datos

Para los investigadores del caso Germanwings, el copiloto del aparato, Andreas Lubitz, provocó deliberadamente la catástrofe. El hombre seguía un tratamiento contra la depresión y había ocultado sistemáticamente su estado de salud a la compañía.

Ahora, según el documento que está preparando el Ejecutivo alemán, las compañías aéreas alemanas tendrán que comprometerse a que sólo los empleados que pueden asegurar un transporte seguro y reglamentario podrán volar.

Estos controles tendrán que comprobar que el personal de navegación no esté «bajo influencia de medicamentos, alcohol u otras substancias psicoactivas», cuando exista una duda sobre sus capacidades,  y también se menciona la creación de una base de datos médica.

Vigilancia médica

El pasado julio, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) ya aconsejó mejorar la vigilancia médica a los pilotos profesionales, en especial llevando a cabo un mejor seguimiento psicológico y controles sorpresa de alcohol y drogas.

También mantuvo, de forma temporal, la presencia permanente de dos personas en el cockpit de los aviones en línea. Esta medida, que no es obligatoria en la normativa europea, fue aplicada por la mayoría de compañías europeas justo después del accidente.

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