Aritex irá de compras con el dinero chino

La compañía se centra en crecer a base de adquirir empresas que le ayuden a expandir su presencia en el proceso productivo. "Con la nueva inyección, el objetivo es triplicar la facturación de aquí a 2020", explican desde el grupo a 02B.

El socio español de Airbus y Boeing ha sumado varios ceros en la cuenta corriente. La inyección de capital que ha entrado en Aritex -hasta ahora integrada en Comsa- tras ser adquirida por el consorcio chino Avic Internacional ya se empieza a notar. La fiesta por todo lo alto organizada el pasado jueves en la Casa Batlló para celebrar la transacción es sólo un ejemplo. Banalidades aparte, el empujón procedente de Asia se utilizara «para comprar empresas que ayuden a ampliar el proceso productivo».

La compañía con sede en Badalona no quiere limitarse a fabricar las líneas de ensamblaje como lo hace actualmente. «Queremos abarcar una parte mayor de lo que hacemos ahora», explica Cristóbal Calzado, director de ventas aeronáuticas. Y define: «Estamos interesados en sistemas de testeo y aplicación de fibras».

El modelo ya se aplicó con éxito en 2011 cuando compraron la navarra Loxin «antes de que lo hiciera la competencia». Una operación que se realizó con el apoyo de Comsa y que aspira a repetirse en un futuro próximo, especialmente con sociedades estadounidenses.

Multiplicarse por tres

Aritex facturó 78 millones de euros en el último ejercicio, seis menos de los previstos, según recoge Expansión. Los problemas financieros de la matriz repercutieron en las cuentas del fabricante. El 70% procedía de la división aeronáutica y el 30% de la automoción.

Las cifras aspiran a triplicarse en 2020. «Queremos alcanzar un volumen de negocio de 240 millones», ilustra Calzado. Más ambicioso se muestra David López, director general de la firma: «El objetivo son los 250 o 300 millones de euros». El crecimiento llegará a través de adquisiciones, pero también de forma orgánica, «consolidando la implementación territorial actual».

Presencia en China

Con el renovado fervor, Aritex aspira a redoblar su atractivo para los grandes fabricantes con los que trabaja: Boeing, Airbus y Comac. No ve conflicto de intereses por pasar a integrarse en la amplia telaraña de empresas públicas. «Los gigantes europeos tienen acuerdos con compañías chinas, la cosa no va a cambiar». Es más, «incluso han aplaudido la operación».

La presencia de la firma betulense en el país ha sido meteórica. En 2010 firmó los primeros contratos importantes con Comac –el productor de aviones chino- y en 2012 estableció una sede en Shanghái. «Que nadie espere que vayamos a pasar a ser 200 trabajadores, pero sí que esperamos aumentar la plantilla», avanza el portavoz.

A día de hoy, la sociedad también cuenta con delegaciones en Puebla (México), Sao Paulo (Brasil), Heilbronn (Alemania), Seattle y Wichita (EEUU).

El encaje

Pese al optimismo generalizado, nace una duda: ¿Cómo encajarán una multinacional pública y una empresa familiar? «Ellos deben entender nuestras particularidades, nuestro funcionamiento, y nosotros no debemos pensar que al contar con un presupuesto superior podemos perder nuestro empuje», sentencia.

Sí que podrán favorecerse de las sinergias de integrarse en un gigante de la industria aeronáutica, algo que no sucedió en Comsa. Pese al empuje inicial, la fabricación de aeronaves y las infraestructuras no convergían demasiados puntos. La acuciante deuda del grupo catalán acabó por deshacer las posibles colaboraciones.

¿Cómo queda ahora Aritex?

Según informó la bolsa china en enero, la operación se cerró en 49,95 millones de euros, una cifra que se confirmó en un primer momento desde Aritex. El día que se cerró la transacción, pero, varios medios elevaron el importe hasta los 100 millones por el 95% de la empresa -el 5% restante queda en manos de la dirección-. Oficialmente, la compañía se resiste a dar números y no se decanta por ninguna de las cantidades.

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