Las bicis de Uber invaden Europa

Berlín es la primera ciudad elegida por Uber para expandir su red de alquiler de bicicletas eléctricas

Jump, las bicicletas eléctricas de Uber, comenzarán a transitar las calles de Berlín a finales de este verano, y en los próximos meses extenderá su servicio a otras ciudades europeas como Ámsterdam o Copenhague.

El servicio de bicicletas estará integrado en la aplicación de Uber. Dentro de ella, en lugar de seleccionar entre las diferentes modalidades de coches, los usuarios tendrán que elegir la categoría «Bike«. La app mostrará las bicicletas disponibles y un código para desbloquearlas.

«Estoy decidido a dialogar más y mejor con las ciudades y las autoridades públicas para ver cómo podemos definir juntos el futuro de la movilidad urbana», dijo el consejero delegado Dara Khosrowshahi en la presentación en la capital alemana.

El servicio de bicicletas eléctricas Jump cuesta 1,7 euros la media hora en EEUU. En Barcelona el Bicing eléctrico sale 0,45 euros la misma fracción de tiempo 

Uber pagó 100 millones de euros por absorber a Jump, una medida que los analistas juzgaron como arriesgada porque la tecnológica estaba en medio de un proceso de desinversión para reducir su gigantesca deuda (en el orden de los 1.000 millones de dólares en el último trimestre).

Bicis eléctricas en grandes ciudades

Uber espera que los ayuntamientos de las grandes ciudades europeas se interesen y autoricen este servicio. En España, Madrid cuenta con el BiciMAD y Barcelona con el Bicing eléctrico. En el caso de la primera, cuesta 0,50 euros la primera media hora, y en la segunda, la misma fracción de tiempo sale 0,45 euros. Pero en ambos casos el usuario paga un abono anual, de 10 y 14 euros respectivamente.

En el caso de Jump, en San Francisco o Washington la media hora cuesta 1,7 euros, y 0,84 euros la fracción de 15 minutos en Sacramento.

Consecuencias del alquiler compartido

El sistema de Jump es similar al de otras plataformas de alquiler de bicicletas que ya funciona en España, como Ofo o Donkey Bikes. El usuario puede dejar la bicicleta anclada donde quiera, y al necesitar una, la aplicación le informa dónde están las unidades más cercanas. Por medio de un código enviado al móvil desbloquea el rodado.

Este sistema está pensado más para el turista o para el usuario ocasional, que no quiere pagar un abono anual por un servicio al que apenas le dará uso.

En China este sistema acarrea una consecuencia imprevista: los usuarios tienen la mala costumbre de dejar la bicicleta abandonada por cualquier sitio. Además de complicar la movilidad de peatones o coches, se llega al colmo del incivismo al aparecer rodados flotando por ríos o canales.

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