Brasil y Rusia piden garantías al Gobierno para los proyectos españoles de alta velocidad

Exteriores intercede para evitar interferencias en las adjudicaciones internacionales de AVE tras el plante de Sacyr en Panamá. Ambos países preguntan por la implicación del Gobierno en los consorcios que se presentarán desde España.

El ministerio de Exteriores, responsabilidad de José Manuel García-Margallo (PP), ha desplegado esta semana toda su capacidad diplomática en Brasil y Rusia para respaldar las empresas que optan a construir líneas de alta velocidad en ambos países. España se ha comprometido a velar por la solvencia de los proyectos que se presenten a los macro concursos.

La crisis del Canal de Panamá, activada por Sacyr con la reclamación de 1.600 millones de dólares en sobrecostes, ha obligado al Gobierno a interceder a favor de los consorcios formados por Renfe, Adif, Ineco, Talgo, Elecnor, ACS, Abengoa, Indra, Thales, Bombardier y Dimetronic.
 

 
Exteriores ha dado un paso al frente para anticiparse a posibles interferencias

 
La ministra de Fomento, Ana Pastor (PP), y el Príncipe de Asturias respaldaron la concesión a Sacyr de la obra licitada por el gobierno panameño. Por esta razón, Exteriores ha dado un paso al frente para anticiparse a posibles interferencias en Brasil o Rusia.

En ambos territorios, las constructoras españolas se juegan 33.000 millones de euros. El AVE entre las ciudades cariocas de Río de Janeiro y Sao Paulo constará de un trazado de 600 kilómetros. El tendido ruso, entre San Petersburgo y Moscú precisará 50 kilómetros más.

Los gobiernos afectados han reclamado explicaciones muy concretas sobre la crisis abierta en Panamá y sobre cómo respaldó el Ejecutivo español al proyecto desarrollado por Sacyr. Brasil y Rusia han solicitado que se aclare cual será el rol del Estado en los consorcios que aspiran a desarrollar sus AVE, avanzó El Confidencial Digital.
 

 
Por ahora, el mensaje de tranquilidad lanzado por Exteriores habría logrado cierta calma

 
En las cúpulas de las compañías aspirantes existía además el temor a que el comportamiento de la constructora presidida por Manuel Manrique, que ha amenazado con abandonar las obras de ampliación de la vía marítima centro americana, terminara por clavar la puntilla a la credibilidad de la industria ferroviaria española.

El accidente del Alvia en Santiago de Compostela (Galicia) puso en solfa la confianza de los gobiernos brasileños y ruso en la industria ferroviaria española. La mayoría de las empresas que pujarán por ambos proyectos participaron en el desarrollo de la línea entre Madrid y la capital gallega. Finalmente, la investigación judicial restó responsabilidad a estas compañías y las aguas volvieron a su cauce.

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