Uber se lava la cara en Madrid

La compañía estrena un servicio de transporte eléctrico para limpiar su imagen tras los problemas legales sufridos en varias ciudades de España

La polémica compañía tecnológica Uber ha estrenado este jueves un nuevo servicio de transporte ecológico compuesto sólo por coches eléctricos en Madrid, con el que intentará mejorar su imagen en España tras problemas legales en el pasado y acercar posiciones con las administraciones públicas. Después de casi diez meses de funcionamiento en capitade su servicio estándar UberX, la empresa estadounidense saca ahora a las calles madrileñas el servicio premium UberONE, con coches de Tesla cien por cien eléctricos.

Madrid es el primer lugar del mundo en el que el servicio premium cuenta con una flota únicamente eléctrica y el objetivo de Uber es alcanzar un acercamiento con el Ayuntamiento de la capital, al que ve con «una vocación clarísima» por la movilidad sostenible, e iniciar un cambio de imagen presentándose como solución en vez de inicio de conflictos. «Queremos hacer cada vez más cosas que estén alineadas con lo que el consistorio quiere», señala Carles Lloret, director general de Uber para el sur de Europa, a Reuters.

«En tanto en cuanto somos capaces de dar soluciones a las ciudades, creo que las ciudades empiezan a vernos como una herramienta a su disposición», añade. «Y no como un origen de problemas que a lo mejor ha podido verse en el pasado». El nuevo servicio de Uber se estrena con «unas decenas» de vehículos -la compañía no quiere dar a conocer la cifra exacta de coches que poner ahora en circulación ni el total con el que cuenta en Madrid- pero no descarta ampliar la flota aceptando también modelos eléctricos de otras marcas.

El transporte verde se ha convertido en una de las obsesiones del consistorio madrileño. En la misma línea, ya estudia instalar césped en el techo de los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). La propuesta parte de un funcionario que ha participado en un concurso de ideas entre empleados públicos y ayudaría a disminuir los efectos de las emisiones de los vehículos. 

El proyecto se instalaría de forma provisional en las líneas 27 y 34, las más transitadas de toda la red. El coste rondaría los 2.500 euros por ruta.

 

a.
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