Un crucero para los anti cruceristas

Variety Cruises lleva 50 años conquistando un nicho: los que aman viajar en un crucero sin el agobio de estar en un gigantesco barco con miles de pasajeros

Hay un factor por el que muchos amantes de los viajes rechazan navegar en un crucero: la masificación. Las naves más grandes del mercado pueden transportar hasta 5.000 pasajeros, y otros tantos tripulantes, por los mares del mundo. Son verdaderas ciudades flotantes, con media docena de restaurantes, salas de teatro, casinos, cines, y todo lo que el crucerista necesita.

Pero hay otras personas que se apasionan por el mar, y que buscan navegar en barcos más pequeños, pero sin sacrificar comodidad ni esparcimiento.

Este es el nicho al que apuesta Variety Cruises. Hace casi 50 años, más exactamente en 1968, el constructor naviero Diogenis Venetopoulos comenzó a realizar los primeros viajes, y así dio forma a la empresa que ahora preside su hijo Lakis Venetopoulos.

Esta naviera griega cuenta con ocho mega yates de gran calado, desde el impactante Variety Voyager (con 68 metros de eslora, y con capacidad para 72 pasajeros) hasta el Galileo (de 48 metros de eslora, para 49 pasajeros), que presenta una imagen clásica cuando navega con sus inmensas velas blancas.

Cruceros boutique

“Somos una compañía de cruceros boutique, muy exclusivos, pero no de súper lujo, como esas compañías que ofrecen un mayordomo por pasajero. Como son pocos pasajeros comparado con los grandes cruceros, el servicio es más personalizado y cercano”, describe Eva Bretos, directora de la oficina de representación de Variety Cruises para España.

Estos cruceros no cuentan con casinos ni cines. Se busca que haya una mayor socialización entre los pasajeros, e inclusive hay una relativa flexibilidad para acordar los horarios de las comidas, si lo pide el pasaje.

PANORAMA II
Panorama II, uno de los grandes veleros de Variety Cruises.

“A diferencia de otras compañías, nuestros barcos atracan en los puertos del centro de las ciudades. Incluso pueden llegar a calas donde los grandes cruceros no pueden entrar”, describe Bretos. “No tenemos piscinas en los yates, los pasajeros se bañan directamente en el mar”, agrega.

Precios similares a los grandes cruceros

Los precios de los viajes pueden ser un poco más elevados que los de las compañías de cruceros más conocidas, pero no demasiado: una de las opciones más económicas es el viaje de cuatro días por Seychelles, por 950 euros; y la más cara es el periplo por Costa Rica y Panamá en el mega velero Panorama, cuya suite principal cuesta a 3.790 euros.

La naviera cuenta con recorridos clásicos en las rutas cruceristas, como el Mar Egeo, Islandia, Canarias, Seychelles o el Mar Adriático, pero también presentan destinos más exóticos, como la navegación por el río Gambia tras partir de Dakar, en el África occidental; o el recorrido por las islas del archipiélago de Cabo Verde.

Harmony G Sun Deck
Popa del Harmony en Santorini, Grecia.

Bretos revela que hay una demanda en aumento por estos destinos, que inclusive cuentan con la guía de un naturalista, que explican los detalles de la fauna africana.

No es la primera vez que la compañía organiza viajes temáticos: “hemos realizado cruceros de yoga, de enólogos, de gastronomía, de LGTB…si una agencia solicita un viaje para 30 personas que sea enfocado en el pilates, lo podemos organizar”, describe Bretos.

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