El Papa, irreverente hasta para viajar en avión

Francisco rompe con la tradición de regresar a Roma a bordo de la compañía de bandera del país que visita

El papa Francisco ha roto otra tradición. La transgresión del sucesor de Benedicto XVI llega también a la aviación. Por primera vez en tres décadas, el líder de la iglesia católica regresa a Italia desde un país industrializado en Alitalia.

El hecho no tendría mayor trascendencia si no fuera por el protocolo no escrito que gira en torno a los viajes papales.

Según el mismo, Alitalia traslada al pontífice hasta el país a visitar. La compañía de bandera local organizaba la vuelta. Así ha sucedido con las excepciones de aquellos territorios donde no hay asentada una aerolínea con capacidad suficiente o no cumple con los estándares de seguridad.

Planta a la TAM

Este domingo, al finalizar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Francisco ha abordado el mismo A330 que le llevó desde Roma. Si hubiera imitado a Juan Pablo II o a Benedicto XVI, un avión de la TAM –la mayor aerolínea brasileña— se habría encargado del trayecto.

Según el Vaticano, el Papa pidió expresamente por escrito al presidente de Alitalia que no se acondicionara el avión con ninguna configuración especial de cabina. Renunció a las comodidades que sí han utilizado sus antecesores en los vuelos internacionales. Entre ellos, una cama.

En la salida de emergencia

Para Francisco, el asiento de primera clase ya representa un cambio con respecto a su estilo de vida, según hizo saber a sus colaboradores. Cuando era cardenal siempre viajaba en clase turista.

En la misma carta a Alitalia sólo pidió un asiento cerca de la salida de emergencia, para poder estirar las piernas. Otro cambio en el vuelo afecta al aeropuerto: Fiumicino. Hasta ahora, los aviones papales operaban desde la base militar de Ciampino.

«¿Por dónde abordan normalmente los pasajeros? Ah.. ¿en Fiumicino? Pues entonces no quiero crear molestias para partir de Ciampino», dijo el Papa a sus colaboradores, según reproduce Vatican Insider.

a.
Ahora en portada