El tren que descubre la cara más exótica e histórica del sur de Brasil

El ferrocarril de la Sierra del Mar recorre frondosas junglas y precipicios en su trayecto de la moderna Curitiba a la histórica ciudad de Morretes

Brasil cuenta con pocos ferrocarriles históricos de pasajeros. Entre ellos se encuentran el Maria Fumaça, que une a Campinas con Jaguariúna, en el estado de São Paulo; el histórico Tren de las Aguas de Minas Gerais, y otro muy popular en el turismo es el Tren de la Sierra del Mar, que atraviesa la selva atlántica en su trayecto desde Curitiba a Paranaguá, en el estado sureño de Paraná.

Una obra titánica

Este trayecto presenta la típica historia de “es imposible, pero lo vamos a hacer”. El recorrido se pensó en 1860 y tardó 20 años en empezar a construirse, una tarea titánica que debía sortear sierras de precipicios audaces y una selva frondosa con temperaturas agobiantes en el verano. Y sin contar los mosquitos y otras alimañas.

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La idea era tener una vía de comunicación de Curitiba hacia el Atlántico, y que también sirva para llevar al puerto los productos de las haciendas agrícolas de la región.

 

El diseño fue obra de Antonio y André Rebouças, dos negros de Bahia adoptados por un colono blanco; donde su talento superó cualquier perjuicio racista en el Brasil de fines del siglo XIX.

El trayecto de 110 kilómetros se construyó en cinco años, y fue un ejemplo de ingeniería ferroviaria al sortear precipicios y abrirse paso por la frondosa selva atlántica

Y la mejor prueba fue que el trayecto se terminó en cinco años, usando mano de obra de 9.000 trabajadores llegados de diferentes partes de Europa.

serra verde express Foto Wikipedia

30 puentes ayudan a sortear las dificultades del terreno. Foto: Wikipedia

Cuatro horas atravesando la selva

El viaje turístico recorre 110 kilómetros y dura cuatro horas. En la dirección de ida lo recomendado es sentarse del lado derecho, ya que la gran parte del trayecto de la otra parte se hace bordeando las faldas de las sierras.

Tras abandonar la moderna Curitiba, una de las ciudades con mejor calidad de vida de Brasil, se pasa brevemente por polígonos industriales y llanuras salpicadas con araucarias; hasta que de repente el paisaje cambia a serranías de toda gama de verdes, vegetación frondosa que se combina con las nubes de baja altura, y cada tanto, alguna casada solitaria como la Velo de Novia.

Cada tanto el convoy se detiene porque tiene que dejar paso a los trenes de carga

El trayecto consta de 13 túneles y 30 puentes, entre ellos el desfiladero Garganta del Diablo (su nombre sintetiza la audacia del precipicio) y el vertiginoso Viaducto Morretes, donde el tren parece estar flotando en el aire mientras bordea la falda de una montaña que acerca al Santuario Nhundiaquara, ideal para el avistamiento de aves exóticas.

tren curitiba Foto Serra Verde Express

El trayecto tiene más de 130 años, pero varios vagones son modernos. Foto: Serra Verde Express

Huellas del pasado

El viaje suele interrumpirse porque la vía es usada por los trenes cargueros, quienes tienen prioridad de paso. Cuando esto sucede, los pasajeros aprovechan para contemplar con calma la selva que se extiende como un tapiz o ver la sólida mole del cerro Marumbi.

Cada tanto, se ven las ruinas de alguna de estación de trenes abandonada y las casas de los operarios ferroviarios también en ruinas. Pero alguna se ha salvado del olvido y fue reciclada como un coqueto restaurante de comidas regionales.

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A bordo hay cuatro clases de vagones, pero dada la longitud del viaje, el más recomendado es el Litorina Luxo. Se trata de tres coches llamados Foz do Iguaçu, Curitiba y Copacabana, que presentan una decoración que transporta hasta los años 20 y 30, cuando la elegancia británica era el espejo a mirar en los ferrocarriles del mundo.

litorina vagon

El servicio Litorina es el más exclusivo. Foto: Marcela Fae.

Ese estilo se mantiene con las sillas acolchadas, los adornos de hierro y las lámparas de araña de estilo europeo. A bordo se ofrecen bebidas libres y en todo el trayecto -como en los otros coches- hay guías bilingües que van explicando los puntos destacados del viaje.

Descubriendo Morretes

Aunque el tren sigue hasta Paranaguá, la mayoría de los viajeros suele desembarcar en Morretes, a 70 kilómetros de Curitiba. Esta pequeña ciudad cuenta con un centro histórico de estética colonial, como las casas que se encuentran en la Calle de las Flores; además de numerosos comercios de artesanías (sobre todo de cestería) y templos detenidos en el tiempo como la iglesia Nossa Senhora do Porto.

En Morretes hay que probar el potente barreado, un plato de carne cocida durante 20 horas

Tras el viaje hay que reponer fuerzas, y nada mejor que con el tradicional barreado, un plato de carne cocida en una ola de barro durante casi 20 horas. A esta altura, la carne ya está desmenuzada y es servida con arroz, harina de yuca, bananas y naranjas.

morretes Foto Luiz A. Rolim de Moura Pixabay

La mayoría de viajeros descienden en la ciudad de Morretes. Foto Luiz A. Rolim de Moura-Pixabay

Al momento de regresar, muchos prefieren la comodidad y rapidez de los buses que acercan a Curitiba, pero hay viajeros que saben que esta será la única oportunidad de explorar los secretos de la sierra marina, y deciden volver a realizar el viaje de cuatro horas en este ferrocarril histórico.

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