Andean Explorer: así es el tren de lujo que recorre el techo del mundo

Con el sello exclusivo de Belmond, este ferrocarril permite descubrir las maravillas arqueológicas y naturales de Perú

Es el primer tren nocturno de lujo de Sudamérica y, pese a ostentar el nombre de Belmond, dista mucho de ser una réplica de sus ferrocarriles más famosos, con el Venice-Simplon Orient Express a la cabeza. Un diseño único y una nueva forma de vivir la exclusividad sobre raíles son los sellos de este convoy que atraviesa la espina dorsal de la cordillera andina en un viaje donde la distancia -y no el tiempo- es nuestra aliada.

Tres días y dos noches se quedan cortos para disfrutar de este viaje, que transcurre a 4.300 m de altitud y a lo largo de más de 730 km entre las ciudades de Cusco, la capital del Imperio Inca, y la ciudad blanca de Arequipa, con paradas en lugares mágicos como el lago Titicaca y el cañón del Colca.

Costó casi 10 millones de dólares transformar el tren, que servía la ruta entre Kuranda y Sídney, en Australia, según los estándares de lujo que Belmond buscaba para su primer ferrocarril de lujo en América

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Aventura en el techo del mundo

Con 16 vagones, entre los que se cuentan dos restaurantes, un vagón observatorio, bar y salón, además de un exclusivo spa, el tren ofrece 24 suites para un máximo de 48 pasajeros. Solo en miembros de la tripulación viajan más personas (50, incluido un médico) que huéspedes dispuestos a disfrutar de cada minuto sobre el tren.

¿Te imaginas con un pisco sour en este observatorio de excepción? Foto: Belmond Andean Explorer.
¿Te imaginas con un pisco sour en este observatorio de excepción? Foto: Belmond Andean Explorer. 

Costó 10 millones de dólares renovar totalmente el tren, que operaba la línea de lujo Great South Pacific Express en Australia entre Kuranda y Sídney, y equiparlo para su nueva vida para volver a recorrer el mundo, hace ahora dos años.

De elegantes suites, con detalles art deco y paneles de caoba, cuenta con originales detalles que llegan hasta el último rincón y que rinden homenaje a la cultura local, desde las filigranas de plata que adornan los vagones hasta las barandillas de forja del vagón observatorio -que se abre a la brisa de las montañas-, pasando por las mantas de alpaca y los textiles tejidos a mano, con diseños geométricos de brillantes colores, borlas y motivos animales estampados.

La decoración del tren es un homenaje a la cultura peruana, desde los textiles y las mantas de alpaca a la cruz andina o chacana, símbolo absoluto del tren

La chacana o cruz andina es, sin embargo, el símbolo absoluto del tren. Emblema del imperio incaico es también ahora la imagen oficial del Belmond Andean Explorer y preside desde uniformes a vajillas, pasando por ropa de cama, toallas o servilletas

A vista de pájaro

En el coche bar (Marca, en honor a la planta local capaz de sobrevivir a 4.500 m de altura), un piano siempre está listo para amenizar a los pasajeros; de hecho, a bordo viaja una banda capaz de poner a bailar a todo el pasaje bajo el manto estrellado de los Andes (pisco sour en mano).

Piano bar. Foto Belmond Andean Explorer.
Piano bar. Foto Belmond Andean Explorer.

También original es su vagón spa, de nombre Picaflor, el segundo en los trenes de Belmond, tras el que se instaló en el Royal Scotland. Desde luego, no deja de ser insólito recibir un masaje a más de 3.000 m y mientras un tren serpentea suavemente bajo la vista de los cóndores.

En cuanto a las cabinas, existen hasta cuatro tipologías, todas con baño y ducha, y cada con el nombre propio de una especie de fauna o flora local.

Los restaurantes entrañan otro de los grandes placeres del viaje, exponentes de una de las cocinas más prestigiosas del mundo como es la peruana y cartas diseñadas por los chefs del hotel Belmond Monasterio de Cusco bajo una premisa: que degustemos el mismo paisaje por el que pasamos.

De camino por el altiplano

A vista de pájaro o de cóndor, más concretamente, el elegante Andean Explorer, con sus coches en color azul noche y marfil, recorre el altiplano en diferentes opciones de itinerario, que van de una a dos noches. Nunca circula de noche para garantizar el descanso de los pasajeros y también para que no perdamos detalle ni un momento de los impresionantes paisajes, salpicados de aldeas, campos de maíz y quinoa, rebaños de alpacas y vicuñas, y pinceladas de brillantes colores.

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El tren serpentea a más de 3.000 m de altitud y llega a los 4.300 en su punto más alto. ​Foto: Belmond Andean Explorer.

Pero mucho antes de eso habremos disfrutado de un viaje sensorial a través del tiempo y el espacio, un viaje que arranca en Cusco e incluye una parada en el complejo arqueológico de Racchi (Raqchi en quechua) antes de asistir a una indescriptible puesta de sol bajo La Raya, el punto más alto del itinerario, a 4.338 m de altitud, un lugar desde el que todo se siente remoto y desde donde se observan las nieves perpetuas de los Andes, esas que ven nacer los ríos que se dirigen a Cusco -y al Amazonas- o los que se dirigen a Puno para acabar en el lago Titicaca.

Una elegante cena seguida tal vez de un par de cócteles en el vagón observatorio o el animado piano bar a bordo nos devuelven a la realidad, mientras el tren continúa precisamente hacia el lago Titicaca, donde permanece durante la noche.

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Lago Titicaca

Los alrededores del lago, así como su fauna y su flora son nuestro objetivo la siguiente mañana, que incluye la navegación hacia las islas flotantes de Los Uros -un espectáculo realmente único- y la isla de Taquile, que también fue parte del Imperio Incaico y donde aún se pueden apreciar restos arqueológicos. Un lugar histórico porque, además, fue uno de los últimos de Perú que resistió a los españoles en el siglo XVI. Después, un espectáculo de danza tradicional nos espera además en la hermosa playa de Collata.

Elegantes suites del Andean Explorer de Belmond
El tren cuenta con 24 exquisitas suites. Foto: Belmond Andean Explorer.

La mañana siguiente el convoy prosigue su marcha hacia Arequipa deteniéndose en Lagunillas y las cuevas de Sumbay, con pinturas rupestres con entre 6.000 y 8.000 años de antigüedad para continuar, tras una maravillosa última comida, rumbo a la ciudad custodiada por tres volcanes.

Si el trayecto se hace corto (como así sucede) siempre se puede optar algún día extra en el hotel Belmond Las Casitas, que además no permitirá explorar el magnífico cañón del Colca.

Considerado el segundo desfiladero más grande del mundo, a más de 4.200 m en su punto más alto, ofrece vistas que cortan la respiración: casi 100 km de empinadas laderas de montañas verdes sobre las que se deslizan terrazas y antiguas aldeas incas.

Por supuesto, Machu Picchu es otra excelente opción para extender el viaje, con Cusco como puerta de entrada y dos hoteles Belmond para escoger: Monasterio y Palacio Nazarenas (en todo Perú Belmond cuenta con seis establecimientos, además de dos trenes de lujo).

Exterior del Belmond Andean Explorer.
El tren discurre bajo la atenta mirada de los cóndores, las alpacas y las vicuñas. Foto: Belmond Andean Explorer.

Itinerarios

Existen cuatro itinerarios de diferentes duraciones, desde el más extenso, Peruvian Highlands, de tres días y dos noches entre Cuzco, Puno y Arequipa y que se puede recorrer también en sentido inverso, a Spirit of the Andes, de una noche y dos días entre Puno y Cusco, y Spirit of the Water, de Cusco a Puno.

Los precios van desde 550 euros los viajes más cortos hasta los 4.000 de los más largos en las cabinas más lujosas.

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