Bienvenidos al tren de cristal que se adentra en las Montañas Rocosas

Entre águilas y osos, Rocky Mountaineer es el tren de lujo más espectacular para adentrase en las Montañas Rocosas canadienses

Espina dorsal de Norteamérica, las Montañas Rocosas son sinónimo dramáticos paisajes donde se suceden imponentes picos, lagos cristalinos y frondosos bosques en los que habitan osos, águilas o alces. Nada mejor para descubrirlo que un tren de lujo con paredes y techos de cristal que recorre los casi 800 km que separan Vancouver y el Lago Louise, en Canadá.

Un viejo conocido en la ruta, el Rocky Mountaineer, ha añadido esta temporada un total de siete vagones totalmente panorámicos (GoldLeaf Service) que elevan el nivel de este viaje slow de dos días que arranca en la exuberante ciudad costera de Vancouver.

Desde 1990, el Rocky Mountaineer ha llevado a las montañas a más de dos millones de pasajeros en sus trenes de lujo

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Dos días de lujo a bordo

Porque sí, se puede recorrer en apenas una hora y media en avión o alrededor de 8 horas en coche la distancia que separa este Primer paso a la ruta del Oeste o el Viaje por las nubes que une Vancouver con Jasper pero, si podemos elegir, ¿no es infinitamente mejor dejarse mimar a bordo de un tren transparente y olvidarse de todo durante dos días?

El tren es sinónimo de slow travel. Rocky Mountaineer.
El tren es sinónimo de slow travel. Foto Rocky Mountaineer.

Cada uno de los vagones del Rocky Mountaineer puede transportar a 72 personas. Cuentan con ventanales de gran tamaño y están coronados por techos también de vidrio, lo que permite obtener una visión sin obstáculos del exterior (atento porque tu mirada se puede cruzar con la de un oso negro o grizzli).

Los cristales del vagón son capaces de moderar la intensidad de la luz que entra, mientras que los asientos giratorios y reclinables ofrecen vistas de 180º y diferentes perspectivas del paisaje

Los cristales, dotados de la última tecnología –y similares a los que se instalan en yates de lujo y jets privados- moderan la intensidad de la luz solar que penetra en el interior. Por su parte los asientos, de cuero, tienen calefacción, son reclinables y giratorios, para ofrecer vistas de 180º y todo tipo de perspectivas del paisaje.

 

Pasajeros al tren

Que el viaje es especial se percibe desde la propia salida, donde un pianista interpreta temas de Queen y bandas sonoras de películas y series (sí, también de Juego de Tronos) en un piano de cola.

El tren echa a andar tan lentamente que apenas parece moverse en la ruta del Oeste, la más popular de este histórico ferrocarril canadiense de lujo, asociado con la compañía suiza Stadler para diseñar y construir sus nuevos vagones en lo que supone la mayor inversión de su historia.

El Rocky Mountaineer contará con una flota de 26 vagones de dos pisos y otros 16 de uno solo para celebrar su 30 aniversario en 2020

Cuando se hayan incorporado los tres últimos, en 2020, Rocky Mountaineer contará con 26 vagones GoldLeaf de dos pisos y 16 vagones SilverLeaf de un solo, y la flota estará lista para conmemorar su 30 aniversario como empresa turística de lujo.

Rocosas. Foto Rocky Mountaineer.
El tren incluye vagones de dos pisos con vistas panorámicas. Foto Rocky Mountaineer.

Los nuevos coches, señaló su presidente y director ejecutivo, Steve Sammut, “nos permitirán recibir aún más huéspedes a bordo de nuestros trenes y ofrecer una mayor disponibilidad en nuestras fechas y rutas más populares”.

También mejores servicios, gracias a las nuevas cocinas con hornos mejorados, electrodomésticos ecológicos y mayores espacios para una preparación óptima de comidas.

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Como en una cápsula del tiempo

A medida que el paisaje cambia y las ciudades y granjas dan paso a vastas extensiones de campos y después valles abruptos excavados por ríos y torrentes de agua del deshielo, el viajero se sumerge en una especie de no-tiempo.

Primer paso del Oeste. Foto Rocky Mountaineer.
Itinerario Primer paso del Oeste. Foto Rocky Mountaineer.

Sin wifi y apenas cobertura, la paz y la conexión con el exterior y con uno mismo apenas se ven interrumpidos por los servicios de comidas, con menús que integran productos de origen local, desde las carnes a los pescados, pasando por los quesos y hortalizas de los pueblos por los que pasa el tren.

Tras 12 horas de viaje y una noche de hotel, el tren echa a andar de nuevo para cubrir la segunda parte del recorrido hasta la ciudad de Banff, en la provincia de Alberta y dentro de un parque nacional.

En este tramo el ferrocarril bordea ríos y la autopista Trans-Pacífico, cruza pequeños pueblos y se adentra en las montañas y los paisajes más salvajes del recorrido.

Lagos de color verde esmeralda, torrentes de aguas cristalinas y bosques de abetos y pinos dan paso a estaciones de esquí y, finalmente, los grandes picos de las Rocosas (Cathedral Mountain, Mount Temple…) que regalan vistas increíbles.

El tren llega hasta Alberta. Foto Matheus Bandoch | Unsplash.
El tren llega hasta Alberta. Foto Matheus Bandoch | Unsplash.

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