Cinco trenes a vapor británicos para viajar en el tiempo

Sin velocidades de vértigo, con el aura romántica que desprende una vieja locomotora humeante, se puede recorrer Gran Bretaña como hace un siglo atrás

Gran Bretaña fue la nación que llevó el ferrocarril al resto del mundo, sobre todo en los países más alejados de Europa, donde todavía las vías unen largas distancias, como sucede en India, Australia o Canadá.

Las locomotoras a vapor dieron paso a las diesel, y estas a las eléctricas. Los trenes bala cruzan los territorios a velocidades que rozan los 500 km/h, y el fundador de Tesla plantea trenes más rápidos que la velocidad del sonido.

Pero en su cuna de origen los ferrocarriles a vapor todavía sobreviven. Y cruzan las campiñas inglesas, galesas o escocesas a la misma velocidad y con el mismo romanticismo de hace 100 años.

5 Lynton y Barnstaple -- Devon

Es un viaje muy breve, de apenas 3,5 kilómetros, pero vale la pena ir desde Woody Bar (una de las estaciones del sur de Inglaterra a más altura, a 300 metros) hasta Killington Lane, en un pequeño tren equipado con un antiguo vagón de tercera clase, totalmente rehabilitado. En el norte de Devon, los voluntarios que mantienen este ferrocarril están haciendo gestiones para que el recorrido se amplíe a 30 kilómetros. Por lo pronto, quien descienda en Killington puede aprovechar para beber una pinta en el mítico pub Fox and Goose en la cercana Parracombe, y volver al destino inicial. Esta línea fue financiada por Sir George Newnes, empresario de los medios, que tenía una casa de vacaciones en la vecina Lyton. El pasaje cuesta 8,3 euros.

4 Leighton Buzzard -- Bedfordshire

Los paisajes del centro de Inglaterra se pueden descubrir una vez que este antiguo tren a vapor abandona los hangares de Bedfoshire y se adentra en la campiña. Mientras las vías transitan por un prados de flores silvestres, cabe recordar que esta línea fue inaugurada en 1919 con material traído del Frente Occidental de la Primera Guerra, y se utilizó para el transporte de arena y ladrillos en el condado. El ferrocarril es operado y mantenido por un grupo de voluntarios, amantes de las locomotoras a vapor y los vagones decimonónicos. El paseo cuesta 12 euros por persona.

3 Bure Valley -- Norfolk

Esta línea de ferrocarril empieza y termina su recorrido en Wroxham, en el condado de Norfolk. El tren se desplaza por prados y cultivos ondulados, que parecen extraídos de los cuadros románticos del pintor John Constable. Caballos pastando en estanques, pueblos diminutos con campanarios en forma de aguja y las cabañas de piedra van desfilando por las ventanillas de los diminutos vagones, hasta llegar al pueblo de Aylsham, recordada por su mercado histórico y un pub donde el almirante Horatio Nelson solía concurrir a bailes sociales. El billete por tramo cuesta 14,5 euros, y el grupo familiar puede comprar un ticket especial por 39 euros.

2 Romney, Hythe y Dymchurch -- Kent

Este ferrocarril fue construido por un conde y playboy, Louis Zborowski, famoso por sus victorias en las carreras de automóviles que corría en los locos años 20. El antiguo ferrocarril a vapor se utilizño para el transporte de tropas y suministros en la Segunda Guerra Mundial, y transcurre por los pantanos de Kent. En la estación de New Romney hay un interesante museo sobre la historia del tren, y a la vuelta se llega a la ciudad de Dungeness, en un extremo del Canal de la Mancha. Allí se pueden contemplar cientos de aves que campan a sus anchas entre barcazas abandonadas de pescadores, mientras dos faros siguen con su rutinaria tarea de alertar de las pedregosas costas inglesas a los barcos. El boleto cuesta 20 euros por tramo, y se puede viajar con perros.

1 Ffestiniog Railway -- Snowdonia

En Gales, el ferrocarril del Parque Nacional de Ffestiniog recorre 21 kilómetros a través de un paisaje de postal: cascadas, géisers, precipicios y unos prados tan verdes que parecen retocados por Photoshop. En un tramo del recorrido, los amantes de los ferrocarriles pueden tomar un tren aún más pequeño que los conducirá a las antiguas minas de Blaenau Ffestiniog. El billete para adultos cuesta 26,7 euros, y es posible subir la bicicleta a bordo para recorrer el parque en modo pedal.

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