Germanwings no podía acceder al historial médico del copiloto

El padre de una de las 150 víctimas del vuelo 9525 de Germanwings, que colisionó el martes contra una loma en los Alpes, insta a las aerolíneas a "vigilar más" la salud de sus pilotos. La filial de Lufthansa no podría consultar el expediente médico del copiloto por ley.

El padre de una de las víctimas del vuelo 9525 de Germanwings, que se estrelló el martes en los Alpes franceses con 150 personas a bordo, ha emplazado a las aerolíneas a «vigilar más» la salud de sus pilotos. La llamada pública de Philip Bramley, que perdió a su hijo de 28 años en la tragedia, coincide con informaciones que recuerdan que la aerolínea no podía acceder al historial médico del copiloto.

«No hay obligación de los médicos de informar a la compañía si un piloto sufre una enfermedad que afecta a su capacidad de volar», ha señalado el letrado Ulrich Wuermeling a Time. De este modo, Germanwings no pudo saber que Andreas Lubitz, el copiloto que estrelló la aeronave adrede, tenía un parte de baja que cubría el día del vuelo.

Según la legislación alemana, «un parte de baja constata que un trabajador no puede trabajar, pero no da detalles sobre su enfermedad. Es decisión del piloto comunicar los detalles de la misma», ha añadido Christian Runte, abogado experto en protección de datos al mismo medio.

¿Test más duros?

El veredicto de ambos expertos coincide con la petición pública de Philip Bramley, que insta a las compañías aéreas a ser más transparentes. «Lo que realmente importa es que no suceda de nuevo. Nadie en ese avión, tampoco mi hijo, deberían ser olvidados», ha juzgado el familiar a The Guardian.

En el mismo sentido, los médicos apuntan a que la filial de Lufthansa no pudo saber si Andreas Lubitz sufría aún un episodio de depresión grave –que empezó en 2009– u otra condición que lo incapacitara para volar. «Salvo en situaciones muy graves, las aerolíneas no pueden saberlo excepto si los pilotos lo comentan», han confirmado fuentes médicas a El País.

No estigmatizar

No obstante, algunos facultativos emiten juicios contrarios. «De ningún modo los pilotos con historial de depresión deben ser apartados de sus carreras. En el Reino Unido hay ahora mismo 42 pilotos bajo tratamiento psiquiátrico. ¿Por qué no deberían poder volar?», se pregunta Simon Wessely, presidente del Real Colegio de Psiquiatría a The Guardian.

El también profesor universitario tilda la conducta suicida de Lubitz de «impredecible» y llama a no estigmatizar a los enfermos por depresión. «¿Existe una continuidad entre el trastorno y los episodios suicidas? Si existe, es muy poco frecuente», concluye Wessely.

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