Nuevos «yellow cabs», por fin, para la Gran Manzana

Se trata del modelo Nissan NV200 que está equipado con cargadores para móviles, techo panorámico, amplios asientos traseros para cuatro personas, aire acondicionado con control individual, puertas correderas, un gran maletero y hasta un sistema contra los malos olores. Y, por supuesto, pintado de amarillo. 

Las personas que viajen próximamente a Nueva York ya podrán disfrutar de este nuevo tipo de taxi que está causando furor. Aunque por el momento algunos taxistas podrán seguir utilizando ciertos modelos autorizados, deberán ir cambiando progresivamente al Nissan NV200 a medida que renueven sus vehículos. Actualmente ya hay en servicio unas 850 unidades de este automóvil y las autoridades esperan que dentro de unos años hasta el 80% de los más de 13.000 taxis que circulan por la ciudad sean de este tipo.

El taxi «del mañana»

Conocido vulgarmente como el taxi «del mañana», es el resultado de una iniciativa que puso en marcha hace diez años el alcalde de entonces, Michael Bloomberg, cuando comenzó a solicitar propuestas a los fabricantes para uniformizar los taxis de la ciudad y adaptarlos a las nuevas necesidades.

Quizá este modelo haya perdido el encanto del emblemático coche inmortalizado en tantas películas, pero lo cierto es que ciudadanos y turistas están encantados con la novedad. Según Josh Clifton, del departamento de comunicación de Nissan en Estados Unidos, «la gente aprecia su tecnología, amplitud y comodidad, pero para los taxistas también es mucho más duradero y seguro. Los airbags, por ejemplo, se han diseñado especialmente para este uso».

Taxi por dentro

Por supuesto, amarillos

La historia del taxi en Nueva York se remonta a 1897, cuando una empresa comenzó con una flota de 12 coches de caballos, y sobre todo a principios del siglo XX, con los primeros coches eléctricos, muchos de ellos pintados de amarillo para que fueran visibles desde lejos. El problema es que con la llegada de los años 30 y la Gran  Depresión, y un parque superior a los 30.000 taxis, el alcalde de entonces, Jimmy Walker, decidió que el ayuntamiento tenía que regular el sector.

Su sucesor, Fiorello H. La Guardia, firmó en 1937 el documento que exigía y limitaba las licencias oficiales de taxi. Y en 1967, bajo un ambiente social de desasosiego y tensión racial, el ayuntamiento apretó aún más la tuerca, obligando a que los taxis oficiales se pintaran de amarillo. 

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