Por qué a las motos compartidas sólo les roban un casco
El motosharing sufre de continuos actos de vandalismo, pero lo llamativo es que los ladrones roban uno de los dos cascos
La semana pasada supimos que las bicicletas chinas de Ofo se iban de Madrid por razones estratégicas. Pocas semanas antes, la compañía había anunciado que se retiraba de varios distritos (de Usera, Carabanchel y Villaverde) porque la gente robaba sus bicis.
El desembarco de las empresas de movilidad compartida (de bicis compartidas, coches compartidos, motos compartidas y, pronto, patinetes compartidos) en las ciudades está teniendo una consecuencia poco inesperada: los vehículos sufren vandalismo y robos.
Los coches terminan en garajes privados, las bicicletas sin sillín y con las ruedas reventadas y las motos sin cascos. Al menos, sin uno de los dos que suelen llevar.
La principal incidencia que denuncias las empresas de motosharing es el robo de cascos
«Nosotros dotamos a las motos de dos cascos. Y nos desaparecen», explica Miguel Ángel Martínez, CMO de Muving, una empresa española de motosharing. «Pero parece que cuando solo queda uno se respeta más. Es como si a quien lo coge le diera pena dejar la moto sin cascos».
El robo de los cascos de las motos es la principal incidencia que registran las empresas de motosharing, por encima de los asientos rotos, las ruedas pinchadas y las pintadas. Todas las motos de Muving incluyen desde julio de 2017 dos cascos por defecto, pero al ir a cogerlas verás que algunas motos solo tienen uno.
Desde Muving opinan que los ladrones dejan un casco porque empatizan con el siguiente usuario
«Eso es porque han robado el otro y se queda así», continúa Martínez. Si los operarios han revisado la moto y detectado que falta un casco, aparecerá en la app. Si no, será sorpresa para el usuario.
«Es una incidencia que lamentamos profundamente: el cliente espera dos cascos y se encuentra eso. Parece que el caco se compadece y dice: hay dos, pues dejo uno».
La teoría que maneja Martínez es que los ladrones empatizan con el siguiente usuario de la moto y le dejan un casco para que pueda usarla. Para comprender qué lleva a los delincuentes a robar solo un casco y no los dos, preguntamos al profesor de Criminología y Psicología de la Universidad a Distancia de Madrid, Rodolfo Gordillo.
El robo no es cuestión de empatía, sino de organización
«Es algo anecdótico que tiene su miga, porque se pueden mezclar un montón de contextos: psicológico, criminológico y organizacional», afirma. «Hay una especie de sostenibilidad para mantener un producto. Los delincuentes quieren mantenerlo para poder robarlo constantemente, para que se vaya reponiendo y ese ingreso siga siendo efectivo».
Es decir: que en lugar de empatía — «no, empatía no hay si roban», ríe Gordillo — lo que tienen es organización. «Estará estratégicamente pensado. Si quitan los dos cascos, no se puede circular. Les interesa que se repongan cascos y que se muevan las motos. Si la empresa quiebra rápidamente, se acaba el chollo».
El robo de cascos es la principal incidencia que afecta al motosharing | PxHere
Desde Muving afirman no tener «la certeza absoluta» de quién roba los cascos. «No tenemos cámaras. Intuimos que algún cliente se lo lleva. Y, por otro lado, hay gente que fuerza los baúles de plástico duro».
Respecto a qué ocurre con ellos después, afirman haber visto algunos de sus cascos en tiendas de segunda mano. «Nos dirigimos a ellas y lo retiraron. También hemos visto a motoristas con su moto y nuestros cascos».
Muving ha introducido un sistema antirrobo
Conscientes de que para el buen funcionamiento del sistema lo ideal es que no haya ningún robo — así ni se cabrean los usuarios que se encuentran un solo casco ni la empresa pierde dinero al reponerlos — en Muving han introducido recientemente un sistema antirrobo. «Cada casco lleva un conector y el baúl tiene dos cables.
Para que el cliente pueda finalizar el viaje mediante la aplicación, debe conectar los dos cascos. Desde que lo implementamos han bajado los robos, pero sigue habiendo baúles forzados»
«Ahí poca solución tenemos, aunque estamos desarrollando un baúl más rígido», continúa. «Pero por mucha seguridad que pongas, si dejas un coche en la calle es imposible llevarlo a incidencias cero».
Lo que sucede con las motos es la teoría de la oportunidad: a más fácil sea robarte, más probabilidades habrá
«Es un servicio muy nuevo y es la empresa la que tiene que prever estos riesgos y ponerse al día en seguridad», sentencia Gordillo. «Es preferible robar en la calle, en sitios abiertos, donde puedas escapar.
Es la teoría de la oportunidad: cuanto más fácil se lo pongas, más probabilidades tienes de que te roben. Eso lo saben muy bien las joyerías, que han cambiado mucho en seguridad para ponérselo lo más complicado posible».