SeaBubbles, la góndola del siglo XXI

Dos emprendedores crean un vehículo acuático ecológico que vuela sobre el agua, y que podría ser adoptado por París, Londres o Venecia

Muchas grandes ciudades que sufren problemas de contaminación se encuentran a la vera de un río, lago o mar. Y si bien los transportes acuáticos son muy populares en Nueva York, Estambul, París y –claro está– Venecia, todos ellos funcionan con motores de combustión y contaminan como cualquier otro coche.

SeaBubbles pretende conquistar el transporte acuático de las grandes metrópolis con una cápsula ecológica, impulsada con dos motores eléctricos y que más que navegar, ‘vuela’ sobre la superficie del agua.

Este transporte será construido con materiales biodegradables, y si bien su velocidad máxima deberá adaptarse a las leyes de cada país, el vehículo podrá alcanzar los 30 kilómetros por hora y tener una autonomía de 80 a 100 kilómetros.

La idea es de los emprendedores Anders Bringdal y Alain Thébault, que batieron un récord de velocidad con el Hydróptero, un barco a vela diseñado en 2009. Ya han recaudado 500.000 euros en rondas de inversión, en donde han contado con las participaciones de Henri Seydoux (fundador de la empresa de drones Parrot), Romain Lavault (de Partech Ventures) y el fondo estatal francés BPI.

Como el SeaBubbles apenas toca el agua (similar a como hacen los hovercrafts), no produce olas y no molestaría a las embarcaciones turísticas o de transporte que circulan por el Sena en París, el Támesis en Londres o por los canales de Venecia.

En el futuro las SeaBubbles serán automáticas

El vehículo podrá transportar a cuatro personas y un piloto, pero el proyecto de Bringdal y Thébault, a largo plazo, es que tenga conducción automática, aunque será más difícil que esto sea aprobado por las autoridades municipales. Además, en una segunda parte del proyecto, contemplan una asociación con Uber para que la aplicación se extienda a este transporte acuático.

El consistorio de París, a cargo de la alcaldesa Anne Hidalgo, mira con ganas al proyecto, que ayudaría a descomprimir el intenso tránsito de la capital francesa. Justamente, sus creadores recuerdan que las administraciones apuestan por crear medios de transporte más ecológicos como los coches eléctricos, pero siempre se limitan a los terrestres.

Ya el gobierno parisino autorizó que los prototipos comiencen a circular en el verano de 2017, aunque si el proyecto tiene éxito y su uso se populariza, habrá que implementar nuevas regulaciones para que el Sena no se convierta en una congestionada autopista acuática.

 

a.
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