Siete aeropuertos no aptos para miedosos
Ubicados al límite del mar, entre montañas o en sitios remotos, a estos aeropuertos solo llegan los pilotos más expertos
Viajar en avión es un placer, al menos para la gran mayoría de los pasajeros. Pero para los pilotos es un trabajo duro, sobre todo si tienen que aterrizar en algunos aeropuertos que, por razones climáticas o geográficas, requieren de una gran pericia.
Hay aeropuertos con muy mala visibilidad o pistas con recorrido insuficiente. Otros se encuentran entre macizos montañosos o al borde del mar. Por no olvidar a los que fueron rodeados por núcleos urbanos y aterrizan a pocos metros de los tejados. Veamos algunas de las pistas donde solo pueden llegar los pilotos más expertos.
Maho Beach, Saint Martin
Imágenes del aterrizaje en Maho Beach. Fuente: light2tube
Dividida políticamente entre dos países –Francia y Países Bajos-, la isla de Saint Martin tiene alguna de las playas más espectaculares del Caribe. En el lado holandés, se encuentra Maho Beach y el particular aeropuerto Princesa Juliana.
Los B747 que llegan a Saint Martin aterrizan a solo 25 metros de la playa llena de turistas
Aterrizar en su instalaciones supone no solo un desafío para el piloto sino también para los bañistas: la cabeza de la pista se encuentra a 25 metros de la playa, y no es que allí lleguen pequeños aviones: al Princesa Juliana llegan gigantes como el B747 o el A340.
Aeropuerto de Toncontín, Honduras
Uno de los aeropuertos que requieren más técnica en el mundo. Para aterrizar en su pista el avión debe pasar por unas sierras y rápidamente girar 45 a la izquierda para entrar en la cinta de asfalto de 2.021 metros.
Llegada de un avión al aeropuerto de Toncontín. Wikipedia.
Por si fuera poco, los habituales vientos de zona aún complican más la operación, obligando a los pilotos a realizar maniobras de emergencia para garantizar la seguridad de la aeronave.
Aeropuerto de Gibraltar
Un caso inédito: los que llegan en coche a este territorio británico y los que lo hacen en avión no lo hacen nunca simultáneamente. ¿Por qué? El aterrizaje es tan difícil debido al poco espacio que hay en la colonia que se debe detener el tráfico en la carretera.
La pista de Gibraltar atraviesa una carretera y se adentra en el mar.
De hecho habitualmente los pilotos se quejan que deben calentar los frenos antes de tiempo, pues la aproximación a la pista de 1.829 metros y sin margen de error es realmente peligrosa.
En Gibraltar el aeropuerto atraviesa una carretera, y el tránsito se detiene cada vez que aterriza un avión
Aeropuerto de Paro, Bután
Al reino de Bután tan solo se puede acceder por vía aérea por el aeropuerto internacional de Paro. Para llegar los pilotos deben cruzar las montañas del Himalaya, afrontar sus característicos vientos y descender, en minutos, hasta esta infraestructura localizada en el valle.
Sobrevuelo sobre el aeropuerto de Bután.
Así, es tan grande el peligro que los pilotos asignados a la ruta son entrenados específicamente para acceder a este aeropuerto.
Aeropuerto de Barra, Escocia
¿Qué ocurre cuando en vez de asfalto los aviones deben aterrizar sobre arena? Eso es lo que sucede en Barra, Escocia.ç
Llegada de un avión al aeropuerto de Barra, con su ‘pista’ de arena.
La aerolínea Flybe, la única que vuela hasta este aeropuerto, señala que el peligro no solo es cómo se aterriza sino cuándo: las altas mareas suponen un alto riesgo para las llegadas y despegues.
El aeropuerto de Barra tiene una pista sobre la playa. Y cuando sube la marea llegan los problemas
Aeropuerto de Wellington, Nueva Zelanda
Wellington es conocida popularmente como Windy Wellington, lo que dificulta las maniobras de los aviones al aterrizar en su aeropuerto.
El aeropuerto de Wellington tiene fuertes rachas de vientos cruzados.
Por si fuera poco, la situación estratégica de la terminal, situado en un pequeño valle rodeado de colinas, no facilita el descenso de las aeronaves.
Aeropuerto de Madeira, Portugal
Madeira es conocida popularmente por sus exclusivas playas. Aun así, acceder a esta isla supone un desafío complicado para cualquier piloto –de hecho es necesario tener un permiso especial para aterrizar en esta isla portuguesa-.
La pista del aeropuerto de Madeira se sostiene sobre 180 columnas.
Más allá de los vientos que son permanentes en la isla, la pista de este aeropuerto, construida a partir de 180 columnas para alzarlo sobre el nivel del mar, es una auténtica obra de ingeniería.