Todo apunta al copiloto

El origen del accidente estaría en un acto suicida del segundo de a bordo, que impidió el acceso del comandante a la cabina cuando regresaba de los aseos

Las investigaciones en torno al accidente del A320 de Germanwings el martes pasado en el que perecieron 150 personas, 50 de ellas españolas, se centran en el papel del copiloto, que habría estado al mando del aparato en solitario cuando se estrelló.

La tesis es que todo fue deliberado, como un acto de suicidio o de otro tipo, pero voluntario. Las voces y golpes registrados por la caja negra no eran del copiloto tratando de acceder a la cabina, como se creyó inicialmente, sino del comandante de la nave, quien trataba de regresar a su puesto tras haber salido al aseo.

La caja negra

El New York Times publicó hace unas horas en su web que la caja negra registró los golpes y voces del copiloto tratando de entrar en la cabina, que estaba bloqueada. Pero hace unos minutos se ha sabido que era el piloto quien no podía volver porque el sistema de bloqueo de emergencia de la puerta había sido activado desde el interior, donde sólo se hallaba el copiloto.

Ambos eran alemanes, y las autoridades francesas han facilitado el nombre del copiloto: Andreas Loubitz.

La opinión del fiscal

El fiscal de Marsella, Brice Robin, ha informado a las familias de las víctimas españolas que el accidente del Airbus 320 en los Alpes fue «deliberado», obra de uno de los pilotos, Andreas Lubitz.

«Se ha descartado –dijo– que haya tenido un problema físico, un mareo o un infarto porque la respiración era normal». Y añadió que cree que «voluntariamente el copiloto no quiso abrir la puerta al comandante». «No puede ser un error, ni siquiera caer y golpear con la cabeza», sostiene.

El copiloto estuvo vivo hasta el impacto

Asimismo, el fiscal ha confirmado que se oían «gritos del comandante pidiendo que le dejara entrar a la cabina, pero que no hay respuesta del copiloto. Sigue golpeando el comandante a la puerta pero no tiene respuesta. Pero sí se oye respirar al copiloto hasta el impacto» haciendo hincapié en que «esa respiración nos indica que el copiloto estaba vivo. Lo llaman los controladores aéreos, no hay respuesta».

El copiloto, identificado como Andreas Lubitz, alemán de 28 años, llevaba trabajando para la compañía aérea Germanwings desde septiembre de 2013 y había completado 630 horas de vuelo.

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