Uber, visto para sentencia en BCN

Un tribunal mercantil de la capital catalana decide sobre el futuro de la aplicación en España. Los taxistas, autores de la demanda, se muestran convencidos del fallo del juzgado

Los días de Uber en Barcelona podrían estar contados. El juzgado mercantil número 3 de la capital catalana ha acogido la primera vista contra la aplicación y dictará sentencia en las próximas semanas. Un fallo en contra podría ser demoledor para la firma. Hasta ahora, su prohibición se ha sustentado en medidas cautelares y en decretazos de las administraciones públicas, por lo que la compañía siempre se podría agarrar que los magistrados no habían decidido en firme sobre su futuro. 

El sindicato del taxi Elite es el impulsor de esta demanda. Acusa a la empresa de competencia desleal por intentar enmascarar con una aplicación para móvil lo que en realidad era una prestación de un servicio de transporte sin licencia. «Independientemente de la intención de imponer decisiones o no, ha caído la máscara de Uber», asegura el letrado de SBC Abogados, Diego Salmerón. 

Empresa de nuevas tecnologías, no colaborativa

En su opinión, ha quedado claro que la plataforma prestaba un servicio de transporte en condiciones precarias, con vehículos no certificados para ello y con conductores sin licencia. «Uno de testigos que ha declarado es un jubilado que cobra una pensión total. Otro trabaja como cocinero», ha señalado. 

La conclusión del abogado de Uber es contraria. Ha defendido que no se trata de una empresa de transporte sino dedicada a «poner en contacto a dos iguales a través de la tecnología» haciendo de intermediario. El abogado de Uber ha defendido que se trata de una «empresa de servicios de la sociedad de la información» y no de una firma de economía colaborativa. 

En el juicio han declarado como testigos varios conductores que han explicado que la empresa les entregaba un teléfono móvil con la aplicación a la que se podían conectar cuando querían para prestar servicios, sin estar obligados a hacerlos ni a tener un horario en concreto. Han dicho que usaban su propio coche y recibían un 80% de cada carrera y el 20% restante iba a parar a la empresa, que se encargaba de poner el precio y cobrarle el cliente a través de la aplicación, con lo que los conductores se limitaban a hacer el desplazamiento.

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