Un ataque «terrorista» con misil asesina a 295 pasajeros de Malaysia Airlines

Kiev y los separatistas rusos se acusan mutuamente de derribar un Boeing 777 al este de Ucrania; EEUU asegura que está “determinado” a esclarecer quién es el responsable de la tragedia mientras las aerolíneas desvían sus vuelos de la zona, altamente transitada.

Malaysia Airlines es la compañía que está escribiendo, contra su voluntad, los peores episodios de la historia de la aviación comercial. Este jueves, uno de sus vuelos, el MH17, era alcanzado por un misil tierra-aire en Ucrania, cerca de la frontera con Rusia. No ha habido supervivientes: los 280 pasajeros y los 15 tripulantes cayeron asesinados por la acción terrorista, atribuida a los separatistas prorrusos por el gobierno ucraniano. El atentado se suma a la desaparición en el Índico, aun sin esclarecer, del MH370 con 300 personas en su interior.

Aunque los líderes de la facción separatista niegan ser los responsables, Estados Unidos, Holanda (el avión despegó desde Ámsterdam y llevaba pasajeros de KLM a bordo) y Malasia trabajan con esta hipótesis como principal teoría. El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, confirmó a los pocos minutos que el país colaborará con las potencias internacionales. Antes, su ministro del Interior señalaba a los presuntos culpables y confirmaba el fallecimiento de todas las personas que viajaban hacia Kuala Lumpur.

El último avión civil derribado por un misil era de Korean Airlines. Fue en 1983 cuando Corea del Norte abatió el aparato de Corea del Sur. Esta misma semana, sin embargo, el gobierno ucraniano denunció que un caza ruso derribó un avión de transporte militar mientras la aeronave sobrevolaba su espacio aéreo. A la principal pregunta que deja el último siniestro que afecta a Malaysia Airlines en menos de seis meses, es decir, quién disparó el misil, cabe sumar una segunda. ¿Qué hacia un avión comercial en una zona de elevada tensión militar?

La consultora en aviación Mary Schiavo asegura que la ruta que operaba el vuelo MH17 es muy común. Decenas de aviones de distintas compañías internacionales sobrevuelan esos cielos cada día para comunicar Europa con Asia occidental, aunque desde este jueves evitan la zona. Por ejemplo, el presidente de Vueling, Alex Cruz, confirmaba que la filial de IAG “no volará sobre el espacio aéreo ucraniano por el momento”.

El Boeing 777 malasio fue alcanzado a 10.000 metros de altitud; factor que señala la sofisticación técnica del tipo de misil que se lanzó. De hecho, una de las sospechas de EEUU es que Moscú suministra armamento a las facciones paramilitares. Desde Kuala Lumpur, Malaysia Airlines confirmaba que los controladores perdieron el rastro del avión a las 15:15 horas cuando sobrevolaba el este de Ucrania.

Un vecino de la zona dónde cayeron los restos explica a Reuters que “vi como el avión se partió en dos. Hubo un espeso humo negro”. Un trabajador de emergencias aseguraba que al llegar los equipos de rescate a la zona cero del siniestro encontraron más de cien cadáveres. Los restos del fuselaje se esparcieron en un radio de 15 km y los trabajos para localizar la caja negra se activaron de inmediato.

El ataque terrorista, así lo califican los países implicados aunque se cruzan acusaciones sobre al autoría, tendrá implicaciones políticas. El presidente estadounidense, Barack Obama, aseguró que “está determinado a localizar los culpables”. Si logra pruebas de que Moscú ha suministrado armas a los rebeldes de la zona, podría subir al nivel tres el grado de sanciones económicas decretadas contra Rusia. Dicho de otro modo, las relaciones bilaterales volverían a los escenarios de la guerra fría.

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