El turismo, la realidad más sólida que pierde Madrid 2020

La candidata española ha sido eliminada. Tanto Estambul como Tokio la han superado y todos los sueños que se habían creado se han desvanecido por tercera vez consecutiva

Con una deuda de 8.000 millones de euros y una partida destinada al pago de intereses de 1.000 millones anuales, los Juegos Olímpicos de Madrid tenían una difícil justificación económica, salvo por la enorme proyección turística que podía representar, a largo plazo, para la capital.

La ciudad cuenta con una elevada deuda, entre otras razones, por haber construido infraestructuras olímpicas sin haber obtenido los juegos. El Madrid Arena, la Caja Mágica y las ambiciosas construcciones viales son algunas de las obras pensadas para los juegos que no llegaron en el 2012, 2016 ni tampoco en 2020.

Pero tanto populares y socialistas, los dos partidos que apoyaron la candidatura del 2020, argumentan que, pese a que la deuda de la ciudad pudiera duplicarse con la organización de la cita olímpica, los enormes beneficios vendrían de la mano de turismo que explotaría después de la promoción que implican unos Juegos Olímpicos.

Beneficios intangibles

Y para demostrar la teoría, ambas formaciones políticas invitaban a los sectores críticos a valorar el ejemplo de Barcelona 92. Desde la celebración de los Juegos Olímpicos, la ciudad no ha dejado de crecer en visitas turísticas y gasto por habitante.

La transformación urbanística de la ciudad y su apertura al mar son hoy dos de sus principales activos, que quedó endeudada los años posteriores, al igual que el gobierno español y catalán por la celebración de la cita.

Sidney y Vancouver

Jaime Lissavetzky, líder socialista en el ayuntamiento de Madrid y férreo defensor de la candidatura olímpica, aseguró a los partidos escépticos (Izquierda Unida y UPyD) que a pesar de los datos económicos, los juegos siempre son buenos para las ciudades que los organizan.

“En Sidney 2000, se produjo un aumento 1,6 millones de turistas anuales, además de 100.000 puestos de trabajo creados. En Vancouver 2010, los juegos de invierno permitieron que la ciudad escalara 10 posiciones en el ranking turístico. Al final, las ganancias multiplican por 2,2 el coste de organización”, dijo Lissavetzky en el pleno de Madrid donde se discutió la candidatura olímpica.

a.
Ahora en portada