
Asian Pioneer, dedicada a respaldar a las aerolíneas mediante la externalización de servicios a bordo, invitó a abandonar la compañía a su antiguo directivo al advertir, según la sentencia, que había falsificado una orden de compra con uno de los clientes para embolsarse la comisión. En concreto, el ahora condenado presentó un pedido a nombre de Vueling por un importe de 134.000 euros en abril de 2009, que era “inexistente”.
Para ello, Ferrero manipuló un contrato de la aerolínea que preside Josep Piqué, cambiando, según el relato, el monto y el número de referencia. Escaneó la firma de María Sampere, responsable de compras de la aerolínea catalana, y el logotipo de Vueling “para dotarle de credibilidad”.
De esta manera, hizo creer a Asian Pioneer, relata la juez María Nieves en la sentencia, que había cerrado una “gran” operación que reportaría beneficios a la compañía. Obtuvo un anticipo parcial de la comisión de este tipo de tratos por valor de 3.000 euros, que le fue entregada el 20 de mayo de 2009.
Campaña de desprestigio
Ferrero ha alegado durante la vista que los argumentos son falsos y que la maniobra judicial de Asian Pioneer se ha construido para desacreditarle y lograr que le despidan de Globalia, que posee Air Europa. Según los argumentos de Ferrero, el último interés de su antigua compañía sería recuperar a la aerolínea como cliente. El grupo turístico rescindió los contratos con Asian Pioneer al incorporarse Ferrero, según fuentes del sector.
Además de las penas de prisión, la sentencia establece también que Ferrero tendrá que abonar 4.179 euros a Asian Pioneer por la comisión adelantada y los impagos, así como proceder al abono de las costas del procedimiento legal.