Carulla abandona a su plantilla ante el caos de El Prat

Eat Out no contrató a los refuerzos de verano hasta después del fin de semana negro de Vueling a pesar de las advertencias del comité de empresa

La crisis de Vueling y los diversos episodios de retrasos y cancelaciones en el Aeropuerto de Barcelona, ya sea por la huelga de controladores franceses o por cierre de pistas, salió a cuenta a los restaurantes de El Prat, con incrementos de ventas de hasta un 30%, como explicó Cerodosbé. Pero mientras los locales ganaron más, su plantilla sufrió el efecto de las cancelaciones, ya que tuvo que hacer frente al boom de pedidos sin refuerzos y, además, haciendo el trabajo de las aerolíneas y aguantando malas caras.

Fuentes de UGT han denunciado que los restaurantes del grupo Eat Out, que son el 70% de los que hay en El Prat, no reforzaron la plantilla a pesar del incremento de trabajo y de las demandas del comité de empresa. Hasta julio, después del fin de semana negro de Vueling, el grupo propiedad de la familia Carulla no incorporó al personal previsto para vacaciones. Y lo hizo, según las mismas fuentes, ante una amenaza de huelga. La empresa no ha hecho declaraciones.

En los 31 restaurantes de Pansfood, filial de Eat Out, en el Aeropuerto de Barcelona, trabajan en total unas 360 personas, contando los diversos turnos. En temporada alta se refuerza, y los sindicatos, esperando un verano movido –ya habían tenido una Semana Santa caliente–, pidieron que se adelantaran contrataciones a abril.

La dirección de la empresa hizo oídos sordos y no incorporó a los primeros refuerzos hasta junio. Eran unas 25 personas. La UGT denunció que era insuficiente y pidió más, pero no obtuvo respuesta. Y en eso llegó la crisis de Vueling, con colas interminables en los restaurantes para cambiar los vales de comida, que tuvieron que asumir sin refuerzos.

Eat Out incorporó a 50 personas en julio, después de que el comité de empresa se plantara y amenazara con una huelga

Estos refuerzos llegaron tras el fin de semana negro de julio, cuando se incorporaron unas 50 personas más, hasta una plantilla total de aproximadamente 435 trabajadores. Los fichajes se llevaron a cabo después de que el comité de empresa se plantara y amenazara a la dirección con una huelga si no se reforzaba la plantilla.

Los restaurantes no se salvaron de los días de caos que vivió el Aeropuerto de Barcelona. A pesar de que fue beneficioso para las cadenas, la plantilla tuvo más trabajo, y más estresante. “En esta época, en un día normal, sin cancelaciones, ya tenemos cola todo el día”, explican desde UGT, por lo que, con las cancelaciones, éstas se multiplicaron.

Pero no todo el problema fue el volumen de trabajo. El personal de los restaurantes también sufrió por la poca información que dan las aerolíneas a los pasajeros afectados. Cuando hay retrasos o cancelaciones, las compañías aéreas pagan, mediante un vale, un snack, desayuno, comida o cena a los pasajeros, en función del tiempo de espera.

Con el vale de comida que les da la aerolínea, los pasajeros cogen lo que les apetece. Cuando llegan a caja, los empleados de los restaurantes les tienen que decir que lo que han cogido no les entra

El vale incluye ciertos productos, pactados previamente entre la cadena de restauración y la aerolínea, pero esta información no se incluye en el tique. El personal de las aerolíneas tampoco lo suelen contar cuando tiene un caos. Por ello, con el vale de comida, los pasajeros cogen lo que les apetece. El problema viene cuando llegan a la caja y los empleados de los restaurantes les tienen que decir que lo que han cogido no les entra en el vale.

Los sindicatos denuncian que esta situación provocó momentos de tensión y estrés en varios empleados de los restaurantes, ya que algunos pasajeros terminaron volcando su frustración contra los empleados ellos.

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