Así se verían los castillos europeos si se levantaran de sus ruinas

En Croacia, Escocia, Francia, Polonia y Eslovenia encontramos restos de grandes castillos, que podemos reconstruir con la ayuda de nuevas tecnologías

Durante siglos los castillos fueron el centro de la vida social, económica y militar de Europa. Imponentes construcciones que resistieron con mayor o menor suerte a asedios y cargas de artillería, pero que con la llegada de nuevas armas de guerra y estrategias quedaron en desuso, y muchas de ellas abandonados.

En diversos puntos del continente vemos ruinas donde se levantaron poderosas fortificaciones, hay musgos y enredaderas donde se erguían torres y almenas.

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Pero gracias al trabajo de un equipo de diseñadores, arquitectos e historiadores podemos reconstruir a estas fortalezas del pasado y conocer cómo fueron en sus tiempos de bonanza. Veamos los ejemplos que prepararon en Budget Direct.

Castillo de Samobor (Croacia)

A 10 minutos de la ciudad de Samobor, un conjunto de paredes blancas resisten como pueden el paso de los siglos. Este castillo fue construida por Ottokar, del reino de Bohemia, en el siglo XIII, durante una guerra por el Ducado de Styria. Pero poco después lo perdió en manos de la coalición de croatas y húngaros.

Castillo de Samobor. Foto: Budget Direct

Castillo de Samobor. Foto: Budget Direct

Las visitas actuales pueden contemplar lo poderosa que fue la guarnición, así como su profundo foso. Solo queda en pie la torre de vigilancia, mientras que una restauración pudo devolver a la vida la Capilla de Santa Ana, que data del siglo XVI.

Castillo Gaillard (Francia)

Este castillo es uno de los primeros ejemplos de una fortaleza dotada de torres concéntricas y espacios para las armas defensivas, donde se arrojaban desde flechas a calderos con agua y aceite hirviendo a las tropas de asedio.

El castillo de Gaillard tenía tres líneas de murallas para protegerse de los asedios

En el caso de Gaillard, situado en Les Andelys (Alta Normandía), estaba formado por tres líneas de murallas separadas por terrenos yermos para facilitar la defensa.

Castillo de Gaillard. Foto: Budget Direct

Castillo de Gaillard. Foto: Budget Direct

Este castillo fue construido a toda prisa por Ricardo Corazón de León entre 1196 y 1198 para frenar la avanzada de los ejércitos de Felipe II de Francia.

Al final fue abandonado en el siglo XVI y Enrique IV ordenó demolerlo. Sin embargo varios de sus muros resistieron a la picota, y gracias al ejercicio de reconstrucción virtual, podemos conocer cómo eran sus muros y las torres coronadas por pináculos.

Castillo de Dunnottar (Escocia)

A tres kilómetros del poblado de Stonehaven, en un precipicio rocoso al nordeste de Escocia, duermen las ruinas de piedra rojo pálidas del antiguo castillo de Dunnotar.

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Castillo de Dunnotar. Foto: Budget Direct

Con su estratégica ubicación fue una pieza clave de las guerras medievales entre escoceses e ingleses. William Wallace, el que fue retratado por Mel Gibson en Corazón valiente, lo conquistó en 1297, y siglos más tarde también fue capturado por Oliver Cromwell.

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Las joyas de la corona escocesa desaparecieron misteriosamente de la fortaleza de 1,4 hectáreas, y de su pasado de guerras y conquistas quedan los cimientos de la torre construida en el siglo XIV; pero con la reconstrucción tecnológica es posible conocer tres sectores diferenciados, bien protegidos por el Mar del Norte.

Castillo de Menlo (Irlanda)

Este castillo cercano a Galway no se edificó con propósitos militares sino residenciales. Durante generaciones perteneció a la familia Blake, pero en 1910 un incendio lo destruyó por completo.

El castillo de Menlo, ahora conquistado por la vegetación, fue construido con fines residenciales y no militares

La construcción quedó en ruinas y la naturaleza se encargó de darle una bella estética con las enredaderas atrapando a los muros sobrevivientes del fuego.

Castillo de Menlo. Foto: Budget Direct

Castillo de Menlo. Foto: Budget Direct

La residencia fue construida en 1569, y en el muelle sobre el río Corrib había un telescopio y un cañón que ponía en apuros a quien llegara a causar problemas.

Castillo Olsztyn (Polonia)

Al noreste de Polonia, sobre el río Lyna, en la cima de una colina rocosas se levantan las silenciosas ruinas del castillo de Oslsztyn.

Construido hacia 1306, fue ampliado por el rey polaco Casimiro III el Grande en su cadena de fortalezas conocida como ‘Nidos de águila’, levantadas para frenar los ataques de los checos.

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Con el paso de los siglos fue mejorado, como los añadidos de estilo renacentista del siglo XVI, y el agregado de edificios de tres plantas y un foso de defensa. Sin embargo, los ataques de los Hasburgo primero, y de los suecos después, lo dejaron herido de muerte hasta que en 1722 fue demolido en su mayor parte. Sus restos sirvieron para construir una iglesia en Olsztyn.

Castillo de Olsztyn. Foto: Budget Direct

Castillo de Olsztyn. Foto: Budget Direct

Solo permanece en pie una alta torre del siglo XIII, usada como prisión. Pero ahora también podemos imaginarnos como era esa edificación y los muros que la rodeaban.

Castillo de Spiš (Eslovaquia)

Su presencia en una superficie de cuatro hectáreas lo había llevado a ser uno de los castillos más imponentes de Centroeuropa.

Fue construido en el siglo XII como un freno al expansionismo del reino húngaro, pero al final luego formaría parte del conjunto defensivo de esta corona.

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Castillo de Spiš. Foto: Budget Direct

Abandonado su cometido militar, pasó por manos de varias familias nobles, como los Szapolyai, los Thurzo y entre 1638 y 1945 los Csáky.

El castilo de Spiš, con sus fortificaciones que rodeaban un conjunto de cuatro hectáreas, es uno de los más impactantes del centro de Europa

Sin embargo en 1780 un incendio -quizás causado por un relámpago- lo destruyó. Hace varias décadas grupos conservacionistas y de arqueología tratan de proteger las ruinas que todavía resisten. En un sector reconstruido funciona un interesante museo.

Quien suba hasta sus muros podrá descubrir un curioso geoglifo (figura de rocas colocadas en el suelo) de 100 metros cuadrados de un caballo, inspirado del dibujo de una moneda celta.

a.
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