Cierra los ojos y viaja con los sonidos del museo más raro del mundo

En Londres un museo privado cuenta con miles de grabaciones de sonidos urbanos que despiertan la imaginación. Y ahora llegan a cualquier parte del planeta

La gran mayoría de los museos tienen una sede física, aunque en estos tiempos casi todos ofrecen visitas virtuales. Pero hay un museo, por llamarlo de alguna forma, que no tiene un hogar de paredes y ladrillos, sino que está condensado en un iPhone 4S. Este es el insólito Museum of Portable Sound.

La idea es del artista sonoro John Kannenberg, que hace más de 25 años vive obsesionado con recolectar sonidos. Algunos son emblemáticos, como las campanadas del Big Ben, otros algo bizarros como el váter de la casa de Sigmund Freud en Viena; pero también pueden ser de los gorriones de Praga, del llamado a la oración en las mezquitas de El Cairo, de un ascensor cualquiera en Moscú o del susurro de un calefactor en un apartamento de Chicago.

 

Descripción de qué es el museo de sonidos

El único museo que te encuentra en un café

A este museo no se lo puede visitar directamente: hay que concertar una cita con Kannenberg en Londres, quien cuando ya tiene cuatro o cinco interesados, se junta en una biblioteca o un café y les envía a sus móviles una serie de archivos de audio.

El director-fundador-curado del museo aporta algunas explicaciones científicas de qué es el sonido, cómo viaja por ondas, qué son las vibraciones, qué se entiende por armonía, de qué forma escuchamos los humanos y cómo algunos animales (como los murciélagos y los delfines) tienen sistemas de ecolocalización.

museo portatil sonidos Victoria Albert

Hasta ahora Kannenberg presentaba su catálogo de sonidos en bares o museos físicos. 

Durante una hora Kannenberg realiza una visita guiada sobre los sonidos del mundo, recogidos en los apartados de historia natural, ciencia, tecnología, arquitectura y diseño urbano

Luego lleva a sus visitantes a una visita entre virtual y presencial, que se imaginen que están en las salas de un museo y a través de ella van escuchando fragmentos de uno a dos minutos recogidos en calles, hogares, fábricas, bosques, mares y campos.

Los recorridos se dividen en áreas temáticas, que son las de historia natural, ciencia, tecnología, arquitectura y diseño urbano.

El coronavirus abre las puertas

A diferencia de algunos archivos sonoros guardados bajo llave en bibliotecas y museos, aquí no hay discursos de grandes personalidades o fragmentos inéditos de sinfonías. Lo que se trata es tener una manera diferente de acercarse al mundo a través de los oídos.

Kannenberg siempre se ha negado a ofrecer su catálogo de sonidos por internet o descargables a través de una app. “La gente lo bajaría, lo escucharía mientras lava los platos, y luego lo borraría cuando necesiten espacio para sus fotos”, dice este artista a Atlas Obscura.

“La idea es que la gente esté atenta y cómoda escuchando sonidos que no son música”, agrega.

[Para leer más: El rock & roll asalta los museos]

Pero estos días de confinamiento hacen imposible quedar con Kannenberg en un pub de Londres. Así que de manera excepcional ofrece su colección de una manera virtual, pero no a golpe de un par de clicks: hay que contactar con la web del museo, y coordinar una fecha para chatear con el director, quien personalmente hará la visita guiada por los sonidos del mundo, a un precio de 11,4 euros por una hora.

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