El anillo de oro de Rusia nunca deja de brillar

Al noreste de Moscú se despliegan varias ciudades que recuerdan el esplendor imperial, con sus palacios, basílicas y villas medievales

San Petersburgo y Moscú son los principales destinos turísticos de Rusia, podio compartido con el épico viaje en el Transiberiano. Sin embargo los residentes del gigantesco país prefieren lanzarse hacia el noreste de la capital y recorrer el arco de ciudades medievales, sólidas fortalezas, elegantes iglesias y pomposas catedrales en la zona denominada Anillo de Oro.

No hay un listado oficial de ciudades que forman parte de este circuito, pero se trata de ocho a 12 núcleos ubicados entre 60 y 340 kilómetros de Moscú.

Algunos prefieren descubrirlos en breves viajes de ida y vuelta con la gran urbe, pero quizás una opción más recomendada, dado que en varios puntos las comunicaciones viales no son de lo mejor, es tomarse una semana para realizar un periplo de 700 kilómetros.

La meca religiosa

El punto de partida puede ser Sérguiev Posad, a 75 kilómetros de Moscú. Al estar cerca de la gran ciudad es un destino habitual para escapadas de los moscovitas, que acuden tanto por razones geográficas como por su contenido religioso: allí se encuentra el Monasterio de la Trinidad y San Sergio, considerado el centro espiritual de la iglesia ortodoxa rusa.

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Fundado en el siglo XIV y todavía en activo, si hay mucha gente visitando las instalaciones se pueden recorrer los alrededores, donde se encuentran dos catedrales y ocho iglesias que compiten en belleza.

SeÌrguiev Posad Foto jacqueline macou Pixabay

SeÌrguiev Posad se considera como el centro religioso de Rusia. Foto Jacqueline Macou – Pixabay

Los restaurantes se especializan en preparaciones artesanales de panificados, pasteles y el kvas, una bebida elaborada en base a pan fermentado.

Museos, catedrales y monasterios

El punto siguiente puede ser Pereslavl Zaleski, a unos 65 más hacia el este. En su impactante despliegue arquitectónico destaca la catedral de la Transfiguración del Salvador, con sus paredes de piedra blanca, que era la favorita de Iván el Terrible y que actualmente aloja un museo.

Entre los numerosos museos del Anillo de Oro llama la atención uno dedicado a discos de vinilo y relojes

Allí se pueden visitar otros de los numerosos monasterios como los de Fiódorovski, Nikitsi o Troitse-Danílov; realizar paseos por las márgenes del Volga o visitar la colección de arte de iconos de la escuela Yaroslavl.

Pereslav

Kremlin de Pereslav Zaleski.

Pero si es por museos, uno de los más curiosos del país es el Tiempo y la Música, la mayor colección de Rusia de discos de vinilo, aparatos para reproducirlos y de relojes.

Compendio de historia

Unos 65 km más y la siguiente ciudad es Rostov Veliky. La gran cantidad de iglesias, con sus cúpulas de forma de bulbo doradas, verdes o plateadas compiten en impacto con el fastuoso kremlin, seguramente el más bonito de todo el circuito.

Esta es una de las ciudades más antiguas de Rusia, con 1.200 años a cuestas, donde además de los hermosos paisajes que despliega el lago Nero también ofrece una interesante gastronomía local basada en la cebolla. Sus sopas elaboradas con este tubérculo justifican la visita.

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Seguimos camino hacia el Este, donde tras otros 60 km está Yaroslav, conocida como la capital del Anillo de Oro.

Rostov 2 Foto Falco Pixabay

Templos y palacios en Rostov VelikyFoto Falco Pixabay

Si alguien buscaba iglesias para ver, aquí tendrá de sobra, entre las que destaca la del Profeta Elías, la de San Juan Bautista o la de la Dormición, construida hace ocho siglos y rehabilitada hace una década.

Los puntos más alejados del Anillo

Cada ciudad mediana o pequeña (según la escala de proporciones rusa) tiene su iglesia de estética tradicional, su monasterio y su palacio respectivo, en ocasiones acompañado de su museo.

Uno puede elegir entre seguir el arco del Anillo de Oro y visitar Kostroma e Ivanono o desviarse hacia Moscú.

La primera cuenta con la imponente Catedral y el monasterio Ipánev, y unos cuantos nostálgicos de la época zarista la visitan porque es considerada la cuna de la dinastía Romanov.

Foto  Sergey Rodovnichenko Flickr

En Kostroma se repite la imagen de grandes templos. Foto:  Sergey Rodovnichenko Flickr

La segunda tiene menos atractivos, pero el lugar cuenta con una importante industria textil y su evolución se puede conocer en el Museo Ivanovskogo Sittsa.

Las ciudades más bellas

Si la idea es regresar a la capital rusa, se sugiere volver a Rostov y desviarse 150 km hacia Suzdal, que con la cercana Vladimir, son las ciudades más bonitas del circuito.

Aquí se repite el paisaje de un kremlin que presume de belleza, con un monasterio que alojó a numerosas madres de zares y con la Catedral de la Natividad que es reconocible con sus cúpulas azules con estrellas doradas.

La Catedral de la Natividad de Suzdal es una de las más bonitas, con sus cúpulas azules revestida de estrellas doradas

Muchos templos y centros monacales se construyeron en piedras blancas, lo que en invierno dan la imagen de pretender confundirse con el paisaje.

Suzdal Catedral Foto Vitus Vesalius   Flickr

Catedral de Suzdal. Foto Vitus Vesalius – Flickr

Pero si a esta altura hay un cierto cansancio de tantas iglesias se puede explorar el mercado de Torgovaya, el lugar elegido para comprar setas, miel y frutos rojos.

Y si se quiere saber más de la vida rural, se puede dar una vuelta por el Museo de Arquitectura de Madera, recomendado para conocer la vida cotidiana de las estepas rusas.

La cuna de la cultura rusa

Hemos dejado para el final a Vladimir, considerada el Camelot de la cultura rusa, que da la bienvenida con la Puerta Dorada, una extraña combinación de entrada medieval y templo.

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Este edificio blanco con una pequeña cúpula revestida de oro presenta un patrón estético que se repite en la ciudad, como se ve en la Catedral de la Asunción (fuente de inspiración para la catedral del kremlin moscovita), en la de San Dimitri o en otros edificios que se encuentran en la calle Bolshaya Moscovskaya.

Catedral Vladimir foto Sergei Gorbachev   Pixabay

Catedral de Vladimir. Foto: Sergei Gorbachev – Pixabay

Si se quiere viajar en el tiempo a cuando esta era la ciudad más importante de los pequeños estados medievales que rodeaban a Moscú hay que perderse por sus callejuelas y ver las artesanías que se siguen produciendo, como las realizadas en vidrio laqueado que, como era de esperar, también tienen un museo que les rinde homenaje.

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