El viaje transformador, la gran tendencia turística de 2017

El turismo que mezcla las experiencias de ocio con la comunidad local da un paso más hacia la reflexión y el desarrollo personal

A lo largo de 2016, mezclar bajo un mismo paraguas a turistas y habitantes locales fue la obsesión de la industria de los viajes. El llamado turismo vivencial buscaba interactuar con la comunidad original de una ciudad para sentirse mucho más que un visitante. Sin embargo, el balón sigue rodando y ya va un paso más lejos: 2017 es el año del turismo transformador.

El renovado concepto tiene rasgos compartidos con su antecesor pero busca el cambio en el propio viajero y apuesta por la auto-reflexión, el desarrollo personal y una comunión con la naturaleza y la cultura del destino. “En un mundo impulsado por los dispositivos móviles y el ritmo frenético estamos desconectados de nosotros mismos y el entorno que nos rodea”, lamenta Jake Haupert, cofundador de Transformational Travel Collaborative (TTC), a Vogue para justificar el nuevo fenómeno.

La principal diferencia del viaje transformador frente al vivencial llega una vez el turista regresa a casa. En el movimiento actual, las experiencias vividas sirven para cambiar su vida y las vidas de otros a su alrededor gracias al conocimiento adquirido. “El planeta necesita una conciencia superior, y el viaje de transformación nos la puede dar”, augura Kurt Kutay, otro de los cofundadores de TTC.

Las agencias ya empiezan a notar la nueva demanda. “Los cambios más interesantes se producen cuando los viajeros entran en contacto con culturas no occidentales”, explica Jennine Cohen, de la agencia estadounidense GeoEx. “Les permite ver que el mundo no es blanco o negro y aprecian matices desde perspectivas que nunca se habían imaginado”, añade. “En muchas ocasiones, tras volver, estas personas acaban haciendo donativos para la conservación de especies que han conocido o de alguna región amenazada”, sentencia.

La novedosa forma de mezclarse con la naturaleza también ha obligado a adaptarse a aquellas compañías que han hecho del medio ambiente su negocio. La cadena de cabañas de lujo Singita; con presencia en Sudáfrica, Tanzania y Zimbabue; ha pasado de ser una simple modalidad de alojamiento a “involucrarse en la transformación de las personas que se quieran integrar en la naturaleza”, explican desde la empresa.

Alguien que también sabe de lo que habla es Norman Howe, nominado en los Pure 2016 Transformational Travel con su agencia Butterfiel & Robinson. “Un viaje transformacional llega cuando las personas que lo realizan son empujadas fuera de su zona de confort y encuentran la fuerza y el valor para superar los retos físicos, psicológicos y emocionales que se les presentan”, ilustra. 

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