La T4 se corona como una de las maravillas de la arquitectura

Según el diario The Guardian la Terminal 4 del aeropuerto de Madrid-Barajas merece estar entre las 25 obras de arquitectura más importantes del siglo XXI

Cualquier listado es motivo de polémica, pero también puede ser de alegría. El diario británico The Guardian incluyó a la Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez entre las obras de arquitectura más importantes de este siglo.

De las 25 obras seleccionadas, la terminal madrileña se encuentra en el lugar 18. Diseñada por Richard Rogers y el Estudio Lamela, el periódico destaca que el gran logro de estos profesionales es haber creado “un aeropuerto del que no estás desesperado por escapar”.

En la crítica del lugar el medio destaca la forma ondulada de su techo de bambú, y las columnas que recuerdan a los árboles de un bosque, así como las grandes aberturas circulares “que llevan la luz del día a sus niveles más bajos”.

La Terminal 4 es un aeropuerto del que no te quieres ir, considera el diario The Guardian

En un comunicado, el Estudio Lamela consideró que “la buena arquitectura tiene sentido si es capaz de mejorar la vida de las personas”. Y este fue uno de los motivos al diseñar la T4: “dar tranquilidad y sosiego en espacios tradicionalmente asociados al ruido y al estrés, como los aeropuertos”.

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Acceso a la T4 de Barajas. Foto: Aena.

Aparte de la terminal de Barajas, estas son las principales obras que conforman el listado de The Guardian

1. Tate Modern, Londres

“Es la madre de las transformaciones”, considera el crítico de arquitectura Oliver Wainwright. La colosal central eléctrica situada junto al Támesis fue reconvertida en el 2000 en la Tate Modern, un vanguardista centro de arte que marcó el salto a la fama del estudio suizo Herzog & de Meuron.

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La antigua central eléctrica fue reconvertida en un museo de arte moderno. Foto: Efe.

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Estos profesionales lograron con eficacia aprovechar los grandes espacios de la infraestructura, y marcaron la tendencia en la reutilización de los complejos industriales para las próximas décadas.

2. Grand Parc, Burdeos

Los arquitectos franceses Lacaton & Vassal se plantaron ante las tendencias de derribar los edificios de la postguerra que se construyeron con demasiada prisa y poca eficacia. “No demoler, reemplazar ni remover. Siempre agregar, transformar y reutilizar” fue su consigna.

El proyecto de reconvertir un bloque de viviendas en Burdeos, levantado en 1960, consistió en dotarlos de una nueva cobertura, ampliar sus dimensiones en cuatro metros, agregar ventanas del suelo al techo, y obrar dos ‘milagros’: realizar la obra con un presupuesto de 65.000 euros por hogar, y evitar que los residentes tengan que mudarse.

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La obra de Lacaton & Vassal permitió reconvertir un antiguo bloque de viviendas.

Este modelo, según The Guardian, debería aplicarse a cientos de edificios que pueden mejorarse en vez de ser arrasados por la picota.

3. Neues Museum, Berlín

El trabajo del Neues Museum por el estudio del arquitecto británico David Chipperfield es un ejemplo de cómo adaptar una infraestructura del siglo XIX a los años actuales.

El complejo de museos de Berlín, abierto en 1855 y severamente dañado tras la Segunda Guerra Mundial, incorporó murales y mosaicos restaurados, donde lo antiguo se transformó en nuevo.

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Si no había nada para restaurar, pues se agregaron elementos nuevos, como la magnífica escalera central.

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La nueva escalinata del Neues Museum. Foto: Efe.

El Neues Musem permitirá gestionar el tránsito de dos a tres millones de visitantes anuales a los complejos que se despliegan en la Isla de los Museos en la capital alemana.

4. Biblioteca Central de Seattle

La nueva Biblioteca Central de Seattle, en el estado de Washington, es una de las obras más ingeniosas aplicadas a un edificio público, considera el rotativo.

La distribución de libros en una rampa en forma de espiral es un homenaje al sistema de clasificación bibliográfica decimal de Dewey

Con un diseño de rejillas y redes distribuidas en filosos ángulos, rinde homenaje al sistema de clasificación decimal de Dewey, usado en las bibliotecas del mundo, con la organización de la colección de libros en una rampa en espiral que atraviesa los pisos del edificio.

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Las formas vanguardistas de la Biblioteca Central de Seattle. Foto: Nicosia.

Además los espacios públicos cuentan con amplias vistas a través de atrios laterales, que dan la sensación de estar a bordo de un barco urbano.

“Es un modelo brillante para la biblioteca urbana del siglo XXI”, considera Wainwright.

5. High Line, Nueva York

Probablemente, ningún otro proyecto de transformación urbanística fue más imitado que el High Line de Nueva York. El desafío fue reconvertir el recorrido abandonado de un ferrocarril elevado en un parque público, que se extiende a lo largo del lado oeste del distrito de Meatpacking, en Manhattan.

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El parque urbano de High Line, en Manhattan. Foto: Efe.

El logro de los estudios James Corner Field Operations y Diller Scofidio + Renfro fue crear una zona verde donde los transeúntes y ciclistas parecen flotar entre los edificios.

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El efecto inesperado es que se ha convertido en una atracción turística en la zona y ha promovido el aumento del valor de las propiedades y la gentrificación del barrio.

Otras obras destacadas

El listado sigue, hasta el puesto 25. Entre las obras siguientes, se encuentran el Museo de Arte Contemporáneo de Kanazawa, Japón; la Casa de la Música de Porto, en Portugal; la Biblioteca y los Jardines Botánicos de Vasconcelos, en la Ciudad de México; el Campus de la Universidad UTEC, en Lima (Perú); y la nueva Filarmónica de Hamburgo, a la vera del río Elba en esta ciudad alemana.

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